En Cuba, leer historias a los que trabajan es un oficio. Los lectores de tabaquería están encargados de amenizar los días de los empleados de las fábricas de tabaco.
#3 ya... verás, yo me pongo mis auriculares con Spotify o lo que me rote. Ponme un tío al lado leyéndome un libro en voz alta y te aseguro que a las dos horas quiero asesinarle. No sé...
Comentarios
Sorprendente y sugerente a partes iguales.
#4 Depende de como lea! Imagínate al doblador de gandalf leyéndote guerra y paz, no sé. A mi me parece muy romántico todo esto.
#5 lo romántico es poder elegir si quiero que me lean un libro o no. A la fuerza cualquier cosa es un tormento.
Los he visto en acción... y, tanto entonces como ahora, me pregunto: ¿por qué no ponen una radio?
#2 ¿Tú sabes que comentan los libros?
#9 en la radio también hay programas literarios
#10 ahora caigo.
La radio se puede usar para sintonizar emisiones del enemigo
#11 sí, seguro que es por eso por lo que no ponen la radio
#12 pues seguro que tuvo algo que ver en los 70, para no perderse la tradición con el abaratamiento de las radios.
En los monjes de clausura también se lee en la comida. Con la despoblación de los conventos más de uno habrá cambiado a Radio María
"amenizar". Tener a alguien leyéndome un libro todos los días mientras trabajo yo no lo llamaría amenizar, me parece más bien una jodida tortura.
#1 Cierto. Los currelas dejaos de libros ni de mierdas. Además los latigazos aumentan la productividad.
#3 ya... verás, yo me pongo mis auriculares con Spotify o lo que me rote. Ponme un tío al lado leyéndome un libro en voz alta y te aseguro que a las dos horas quiero asesinarle. No sé...
Estoy deseando ver la próxima manifestación, vía comentario, de ignorancia antropológica supina.