Obvio, la historia del parto es tan antigua como lo es la historia de la humanidad. Sin embargo, y aunque les parezca mentira, en los orígenes de nuestra especie el parto no se relacionaba con la reproducción y viceversa. En el mismo origen de la idea que hay detrás de la palabra «parto» encontramos esa paradoja. Parto viene de «partirse en dos»; es decir, la madre se partía desde su tronco principal dando como resultado dos seres: el recién nacido y la madre que «volvía» a su ser natural tras el parto.
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Noción curiosa: tiempo más atrás aún, cuando la parturienta depositaba al recién nacido en el suelo, esto hacía para que la nueva criatura recogiera el espíritu de algún antepasado previamente sembrado en el lugar. Ciclo eterno del abono y la simiente, cultos a Cronos y a Gea.
Ojo, no es proselitismo, tan solo informo de ello.
Ya no hay partos como los que lucharon contra Marco Licinio Craso.