En el año 376 d.C. los godos recibieron autorización de Valente, emperador del Imperio Romano de Oriente, para asentarse dentro de los confines de éste a cambio de ayuda militar. Era la primera vez que se autorizaba algo así a los bárbaros. La necesidad de soldados que tenía Valente facilitó el acuerdo y asi, tervingios y greutungos, las dos grandes tribus godas, se establecieron en Mesia (un territorio que abarcaba partes de las actuales Serbia, Kosovo, Macedonia, Bulgaria, Ucrania y Rumanía).
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