Hace 9 meses | Por Sawyer76 a heraldo.es
Publicado hace 9 meses por Sawyer76 a heraldo.es

En la jornada del 10 de julio de 1923 en la capital del Ebro se sucedieron un temblor de tierra, un ciclón y varias tormentas.A eso de las seis de la madrugada, se produjo el temblor de tierra.Una vez pasado este susto, a las dos de la tarde, un ciclón arrancó de cuajo numerosos árboles y derribó chimeneas de industrias.Lo peor, sin embargo, aún estaba por llegar: fueron siete horas de tormentas que “entablaban diálogos” y que dejaron víctimas mortales, aunque estas nunca se llegaron a cuantificar.

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superramon

Da para una serie de Netflix: La invocación.

A finales de junio de 1923, la misteriosa Eloísa, una bruja local poco conocida en Zaragoza, la capital del Ebro, se convirtió en la protagonista de un torbellino de eventos que desafiarían todas las leyes de la naturaleza.

Eloísa había sido perseguida toda su vida debido a su peculiar conexión con el mundo espiritual. Solía decir que podía "hablar con los elementos", una habilidad que siempre la hizo sentir desplazada y temida. Por ello, se escondía en las sombras, viviendo al margen de la sociedad. Pero una amarga traición la empujó a tomar medidas desesperadas.

Un comerciante local, conocido por su codicia, descubrió la existencia de Eloísa y, en un intento de explotar sus poderes para su beneficio, la traicionó. Le prometió protección a cambio de su ayuda para controlar el clima y favorecer sus negocios, pero a cambio, reveló su ubicación a los temerosos aldeanos.

Herida y furiosa, Eloísa decidió demostrar el verdadero alcance de su poder. Pasó la noche del 9 de julio invocando a los espíritus de la Tierra, el Aire y el Agua. Su intención no era causar daño, sino enviar un mensaje, mostrar a la gente el poder que la naturaleza podía desatar cuando se perturbaba su equilibrio.

Al amanecer del 10 de julio, la tierra tembló. Un seísmo sacudió la ciudad, despertando a los habitantes con un crudo recordatorio del poder de Eloísa. Una vez pasada la conmoción inicial, a las dos de la tarde, un ciclón arrasó la ciudad, arrancando árboles y derribando chimeneas de las industrias, entre ellas, la del comerciante que la había traicionado.

Pero lo peor aún estaba por llegar. A partir de las tres de la tarde, una serie de tormentas se desataron. Los truenos "entablaban diálogos" entre sí, sus voces resonando en las calles inundadas de Zaragoza. Las tormentas continuaron durante siete horas, dejando un rastro de destrucción y, lamentablemente, algunas víctimas que nunca se llegaron a cuantificar.

Al final, la furia de los elementos se apaciguó, pero el mensaje de Eloísa quedó grabado en la historia de la ciudad. Las historias de la "Bruja de la Tormenta" se transmitieron de generación en generación, recordando a la gente el poder de la naturaleza y el precio que se paga por la traición.

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