Si por ejemplo le preguntamos a un islandés qué viene después del tres, responderá "¿tres qué"? Porque un cuatro puede decirse como fjórar o fjórir. Ambos términos significan cuatro. Tal y como lo explica Daniel Tammet en su libro La poesía de los números: «Los islandeses aplican una distinción extremadamente sutil a las cantidades más pequeñas. "Cuatro" ovejas son algo distinto a "cuatro", la palabra para contar en abstracto. A ningún campesino de Hverageroi se le ocurriría contar ovejas en abstracto».
Comentarios
Tiene que ser un idioma precioso, eso si, tiene que ser increíblemente complicado de aprender.
Me ha parecido muy interesante, el matiz que se da a las palabras es realmente algo excepcional, esto es un ejemplo claro de como todas las lenguas tienen que ser preservadas, aunque sea por lo que explican de un pueblo y de quienes son (quienes son como colectivo, no como individuos, obviamente, pero interesante igual)
En japonés ocurre lo mismo. No es lo mismo el 4 que se usa para decir 4 botellas, que 4 personas, que un 4 a secas. Cada uno contiene un matiz que hace referencias al tipo o la forma de las cosas que se está contando.