En la escena se cruzan dos universos. Es 1957 y viajamos en blanco y negro a La Californie, la villa en la que Pablo Picasso vivía entonces con Jacqueline Roque los años más felices de su vida. Ahí, de hecho, en la fotografía, está él. Pequeño, con sus setenta y cinco años, con su escaso pelo blanco, con pantalón negro y jersey blanco arremangado, con su sempiterno pitillo Gitanes colgando de la boca. Ahí está el pintor, el artista, estirando el brazo derecho, la mano nerviosa, dispuesto, con prisa, con ansia, por coger algo.
Comentarios
NO hay nada mas peligroso que un loco con pistola .
Me extraña mucho que Picasso no hubiera disparado en su vida. Que aquel día se entretuvieran probando el regalo y comentando las películas de Cooper es otra cosa.
Pero qué mal me cae este hombre como persona
Por lo que se ve, Picaso no enseño a pintar a Gary Cooper.