Heredero de una inmensa fortuna familiar, junto a una colección de arte de varios millones de dólares, Dash Snow huyó a la vida fácil para convertirse en un artista de los bajos fondos, un Baudelaire neoyorquino, sin dinero, obsesionado con las drogas, el sexo y la autodestrucción.
Pues para eso vale no tener que preocuparse del dinero, para pasárselo teta. Qué pena me da alguna gente forrada que conozco, que se cree que se lo va a llevar a la tumba.
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Pues para eso vale no tener que preocuparse del dinero, para pasárselo teta. Qué pena me da alguna gente forrada que conozco, que se cree que se lo va a llevar a la tumba.