Hace 8 años | Por --175549-- a eltiempo.com
Publicado hace 8 años por --175549-- a eltiempo.com

La infidelidad amorosa es tan antigua como el género humano. Incluso, algunos malpensados creen haber descubierto, leyendo entre líneas el texto bíblico, que en realidad no existió manzana alguna, sino que Eva estaba enamorada de un rival de Adán, al que por caballeroso disimulo resolvieron identificar con una serpiente, por guardar las apariencias. Lo cierto es que en todas las culturas y pueblos existen incontables leyendas, mitos y cuentos sobre el origen de la frase.

Comentarios

Trimax

Recuerdo haber leído una historia, no sé dónde, ni sus fuentes, que venía a contar lo siguiente:

Hubo un emperador en Bizancio al que le gustaba cortejar a las esposas de sus nobles. Por aquel entonces, la caza mayor era un privilegio que el monarca podía conceder mediante regalías, por lo que muy pocos hombres podían acceder a practicar de esa actividad. El hacerlo era símbolo de alto estatus y quienes gozaban de ese privilegio no dudaba en adornar las entradas de sus casas con las cornamentas de sus mejores piezas cobradas.

Cuando el emperador se encaprichaba de alguna de las mujeres, y para así poder disfrutar de ella a solas, concedía a su marido un coto de caza (algo alejado, me imagino). Así, de este modo, el marido salía a disfrutar de tan privilegiado deporte mientras el emperador entretenía a su mujer en su ausencia. El engañado marido, para alardear de su recién ganado estatus de cazador, no tardaba en adornar la entrada de su casa con los cuernos.

Los cortesanos del palacio imperial, que sabían de las argucias de su señor, cuando veían que a un nuevo noble le ponían los cuernos en su casa (imagino que sus sirvientes realizarían la operación física de colgar las cornamentas sobre el dintel de la puerta), chismorreaban entre ellos: "Al Conde Belisario (por decir un nombre) le han puesto los cuernos", y al instante todos sabían de que estaba hablando.

Con el tiempo llegó a ser vox populi, y la expresión quedó para señalar precisamente eso, la infidelidad femenina, ya que la masculina no fue mal vista en la antigüedad.

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Meneo por lo de la historia alternativa de la manzana de Eva. Como no se me había ocurrido! La manzana es una metáfora... de un plátano ! Del vecino seguramente.