La idea de que la ignorancia es el resultado de un déficit de información correcta es persistente, especialmente para los académicos que trabajan en un entorno donde el aprendizaje y la adquisición de nuevos conocimientos son muy valorados. Daniel Williams sostiene que para comprender cómo ciertos grupos se resisten con fuerza a la investigación y la evidencia, debemos reflexionar sobre cómo la ignorancia motivada está profundamente arraigada en nuestras identidades y conexiones sociales.
Comentarios
Buenísimo.
Cuando el conocimiento nos empuja hacia verdades incómodas o entra en conflicto con nuestra propia imagen moral, a menudo optamos por la ignorancia.
Más importante aún, la ignorancia es con frecuencia una respuesta estratégica a los incentivos sociales. En muchas comunidades, las creencias llegan a funcionar como señas de identidad y solidaridad dentro del grupo.
Para otros, las obvias soluciones gubernamentales al calentamiento global son tan repugnantes que están motivados a negar o minimizar su existencia, una forma de aversión a las soluciones que refleja cómo los adictos a las drogas a menudo niegan o minimizan su problema de drogas debido a una aversión a la solución obvia a tal problema.
La ignorancia es muy poderosa. Sólo hay que ver el poder que tuvieron o tienen las religiones.
No hablara de la vacuna de Oxford Astrazeneca, no? Porque esos científicos habrán trabajado duro y juntado sus evidencias antes de generar trombos y matar gente. Pero a veces la realidad le pega dos cachetadas a la dialéctica materialista.