A la edad de 30 años, Claude Dieterich Ambrosini, alsaciano y corso a dos mitades, abandonó Francia para marchar a un desconocido y distante lugar llamado Lima, de cuya lengua no sabía articular una sola oración. Sin proponérselo, azarosamente, había unido su suerte a la de nuestro país: durante dos décadas se convirtió en protagonista del nacimiento de una reciente disciplina artística: el diseño gráfico. Claude relató en más de una ocasión, seguro con el mismo gesto de ironía que le recordaba a su padre, cómo se inició precozmente en su voca
|
etiquetas: cultura , perú