Hace 8 años | Por macfly a jotdown.es
Publicado hace 8 años por macfly a jotdown.es

En una escena de Funny Games de Michael Haneke uno de los personajes, situado de espaldas a la cámara, se giraba y guiñaba un ojo al público. Aquella imagen retaba al espectador y convertía su capacidad de empatía en un rascacielos de gelatina; por un lado incomodaba sentirse cómplice de los actos del hijo de puta que sonreía desde la pantalla y por otro resultaba imposible negar que en cierta medida se estaba disfrutando con aquello, bien por recrearse con el sadismo de ficción o simplemente por ser testigo del horror.

Comentarios

LuisPas

Frank Underwood approves