Nuestra creciente dependencia de la automatización puede costar cara. La evidencia sugiere que nuestra inteligencia se marchita a medida que dependemos más de la inteligencia artificial. En lugar de elevarnos, el software inteligente parece embrutecernos.
Comentarios
Y que no nos embrutece...
Desde que inventaron la máquina de cortar jamón y el bidé, ni el jamón sabe a jamón ni el bacalao a bacalao.