Hace 8 años | Por --382162-- a yorokobu.es
Publicado hace 8 años por --382162-- a yorokobu.es

A su padre le encantaban las aves, pero era su madre la que pasaba días enteros junto a la ventana, embelesada, observando a los pájaros. Fue así como Thomas Dambo se encariñó con estos animales. Años después, se convirtió en grafitero, y se hartó de correr por las calles. «Me cansé de huir de la policía y de que nadie apreciase mi esfuerzo por embellecer la ciudad», cuenta. Así que decidió dedicarse a sus amigos de la infancia: si compartían la misma urbe, los pájaros necesitaban unos hogares tan dignos como los de los humanos, debió de pensar

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