Ni una cita, ni una mención de sus artículos, hoy considerados extraordinarios. Solo cuando dichos trabajos entraron en conocimiento de colegas extranjeros, con ocasión de su viaje a un congreso científico en Berlín, consiguió romper ese silencio y ausencia de valoración positiva o mínimamente crítica que padecía en la universidad patria.
Comentarios
Interesante reflexión, pero conclusión algo acelerada. Me hubiera gustado más saber qué propone para solucionar el problema que plantea.
Aristofobia = odio a los mejores
Para que después no digan que uno no aprende nada en Menéame