Publicado hace 4 años por Josu_el_porquero a elmanifiesto.com

Los avances del populismo de derecha han sido, casi siempre, mayores que los del populismo de izquierda. A nuestro modo de ver, la explicación reside en las dificultades del populismo de izquierda para articular respuestas convincentes a cuestiones como la inmigración, la soberanía nacional, la crisis de la representación política, el proteccionismo, la construcción europea o la globalización; es decir, a las grandes fracturas que están remodelando, de arriba a abajo, el mapa político de occidente. Frente a todas estas cuestiones el populismo

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Josu_el_porquero

Esta serie de artículos sobre el populismo da mucho que pensar...

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El populismo de izquierda está atrapado en dos dogmas:

La teoría posmodernista de la deconstrucción, según la cual el “pueblo” nunca puede remitir a una realidad más o menos homogénea, porque eso sería un “esencialismo” excluyente (fascismo potencial). Solución: el pueblo sólo es bueno si es “diverso” (minorías, migrantes, etcétera). Un pueblo progresista a la carta.
El universalismo, dogma clásico de la izquierda. Del que se deriva la alergia instintiva ante la idea de nación. Por eso la izquierda tiende a identificar al pueblo con genéricos tipo “la gente”, “los de abajo” o “los ciudadanos”. Como si hubiese algo parecido a un “pueblo mundial”. Como si un demos pudiese existir sin una historia y sin unas fronteras.
Aquí se advierte un fondo trotskista que aspira a enviar fronteras y naciones al desván de la historia. Lo que explica el fracaso del populismo de izquierdas cuando intenta “resignificar” el concepto de nación, cuando pretende reducirlo a un constructo en el que todo cabe. El populismo de izquierdas vive en esa contradicción: su retórica invoca al pueblo y la nación, pero su base filosófica los niega. El populismo de izquierdas es prisionero de la ideología posmodernista, ése es el lastre que le impide avanzar.[11]

“Las fronteras son el peor invento de todos los tiempos”, dice el Sr. Juncker, mandamás de la Comisión Europea.[12] El neoliberalismo es hostil a la idea de nación, en la medida en que las soberanías nacionales son una rémora para la economía. Es de destacar aquí la coartada moralista que los neoliberales comparten con la izquierda


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