“Hay mucho miedo. El episodio de los contratos del SAS y que los interventores se hayan revuelto un poco, sin llegar a la huelga, le quita mordiente al control financiero y avisa para que midan bien lo que dicen [los interventores] en sus informes. La institución ha quedado amedrentada, aunque la Junta lo ha hecho de forma grosera y es obvio que no cree en el cuerpo. Ha sido un misil en la línea de independencia de los interventores y ha causado su efecto”, censura un ex alto mando que exige anonimato.
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