Royal Caribbean enfrenta una demanda colectiva tras descubrirse que un empleado grabó hasta a 960 pasajeros, incluídos niños, en secreto en los baños de sus camarotes del Symphony of the Seas. Arvin Joseph Mirasol, un asistente de camarote, instalaba estas cámaras y también se escondía bajo las camas de los pasajeros para observarlos. Mirasol se declaró culpable de voyerismo y posesión de pornografía infantil, recibiendo una condena de 30 años. La demanda alega que Royal Caribbean no brindó suficiente seguridad ni supervisión para evitarlo
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