Los conductores que circulan cada día por las rondas de Barcelona —la Litoral (B-10) y la de Dalt (B-20)— saben bien que el trayecto puede convertirse en un ejercicio de paciencia. Son vías que funcionan prácticamente al límite de su capacidad, con atascos diarios, a menudo incluso fuera de las horas punta, ya que cualquier avería o accidente, por menor que sea, basta para colapsarlas. Un simple toque entre dos coches puede convertir estas arterias en una ratonera sin escapatoria.
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Ahora sólo hace falta que articulen esta afirmación, logrando que muchas empresas no abracen es presencialismo y articulando aparcamientos disuasorios donde por el mismo precio tengas también un bono y un enlace al sistema de transporte público de la ciudad mientras estés aparcado, por ejemplo.
(no conozco Barcelona, perdona si la pregunta es muy tonta)
Menuda chorrada te has cascado. Es esas vías aumentar la velocidad no elimina los atascos, sino que aumenta (y mucho) la siniestralidad.
Hace años que lo pienso, no me creo que sea la unica.
Ya, y eso pasa por subir el SMI municipalmente para que la gente pueda vivir dónde trabaja, y truncar el magnetismo económico de las urbes para repartir las empresas por más territorios. Obviamente no harán nada de las dos cosas, sino que complicaran aún más el tráfico para que la gente esté obligada a ir a trabajar encadenando hora y media de transportes públicos. Ideal.