Stephen Miller se ha alineado durante mucho tiempo con medios de extrema derecha y figuras extremistas. Sus llamados a poner fin al Estatus de Protección Temporal para poblaciones no blancas revelan aún más su racismo profundamente arraigado. Sus ataques a estudiantes internacionales, la educación superior, los inmigrantes y cualquiera que se niegue a ajustarse a su idea de nacionalismo blanco y ciudadanía racializada muestran una política de venganza, en la que todo el poder del gobierno federal se utiliza como arma contra la diferencia.