Las guerras no acaban cuando cesan los disparos y dejan de caer las bombas. Ahí terminan los combates, pero la guerra dura mucho más. Años, que por mucho que pasen no pueden borrar algunas cicatrices. La mayoría se ven en los cuerpos, en las calles, en los edificios... Otras son interiores: el dolor que provoca la pérdida, la angustia por encontrar a los desaparecidos... Entre todo ello nacieron y crecieron muchos de los jugadores de la selección de Bosnia y Herzegovina, próxima rival de España en el Eurobasket.
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