Hace 8 años | Por sotanez a eldiario.es
Publicado hace 8 años por sotanez a eldiario.es

La conclusión del artículo de Iversen y Soskice es, en cierto sentido, devastadora: las sociedades desiguales, contra lo que tradicionalmente se piensa desde una tradición de la economía política, no generan una mayor demanda política a favor de políticas redistributivas que corrijan esa desigualdad. Antes al contrario, lo que hace que las sociedades sean desiguales genera a su vez apatía política, y esta apatía (o falta de polarización) indirectamente contribuye al sostenimiento de los niveles altos de desigualdad.