Un sofá pegado a un escritorio, un fondo escénico que simula la silueta de una gran ciudad y un carismático maestro de ceremonias. Estos son los tres principales y tradicionales ingredientes de un programa de late night. En Estados Unidos, cada cadena tiene el suyo. Consideran este género como estandarte del canal, como símbolo de influencia. En cierto sentido, sucede igual que aquí con el Telediario: se trata de un programa que hay que tener por reputación más que por audiencia.
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