En Europa solo dos países superan esta cifra a la baja: "el Vaticano y Malta". Esta situación ha convertido a España en un país con un elevadísimo porcentaje de familias con un solo hijo. "Un país de hijos únicos que, a su vez, son hijos de hijos únicos", esta tendencia no solo implica la extinción de los hermanos y la experiencia de la fraternidad, sino que también lleva a la desaparición de primos, tíos y sobrinos. Una situación que se agrava con una población cada vez más envejecida.