Un vehículo preparado para la conducción totalmente autónoma es aquel capaz de guiarse por sí mismo, sin intervención humana y, si fuera necesario, por vías que no han sido diseñadas a tal efecto, hasta un destino previamente establecido. Todos los vehículos se catalogan dentro de un nivel concreto de autonomía en función del mayor o menor grado con que pueden asistir al conductor.