Desde su aparición en el siglo XIX, la fotografía se convirtió en una herramienta poderosa para documentar el mundo. Pero más allá de su función técnica, también fue un instrumento de poder. En pleno auge del colonialismo europeo, las imágenes capturadas por fotógrafos –profesionales y aficionados– ayudaron a construir una visión del “otro” que reforzaba estereotipos, jerarquías raciales y narrativas de dominación. Desde América Latina hasta Francia, la cámara fue utilizada por fotógrafos y científicos para fijar una visión racista sobre las