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Cuando la variante del coronavirus que ahora se llama Delta apareció por primera vez en diciembre de 2020, en el estado indio de Maharashtra, no parecía tan destacable. Pero cuando descendió en Nueva Delhi unos meses después, su impacto fue devastador. Desde Nueva Delhi, la variante se ha extendido rápidamente, y ahora parece que va a barrer el mundo. La variante podría representar el 90% de todos los casos de COVID-19 en la Unión Europea a finales de agosto. La oleada ha desencadenado un frenesí de investigación para entender por qué Delta parece propagarse mucho más rápido que las otras tres variantes preocupantes, si es más peligrosa en otros aspectos y cómo su patrón único de mutaciones, que provocan cambios sutiles en sus proteínas, puede causar estragos. La llegada de Delta también ha llamado la atención sobre el potencial del SARS-CoV-2 para evolucionar y adaptarse en los próximos meses y años. Por el momento, Delta es una amenaza especialmente para los países más pobres con poco o ningún acceso a las vacunas.