Las personas, prácticamente en la mayoría de los casos, no van a cumplir con tus expectativas. Y en los pocos y raros casos en los que sí, probablemente tenga que ver más con la casual coincidencia de las voluntades de ellos con las expectativas, que con la presión de las expectativas que pusiste al respecto sobre ellos. Y está bien que así sea. Porque las personas no han venido a este mundo para cumplir con tus expectativas. Es 100% culpa tuya que las personas no cumplan las expectativas, por el hecho de que les estás endosando expectativas egoístas. Y es por eso que es necesario hacerse responsable de las decepciones que las otras personas dan, porque es culpa de uno mismo esas decepciones. Nadie pidió tus expectativas.
Igual caso es el de las circunstancias, contexto y hechos externos. Simplemente son; regidos, desde la perspectiva de uno como ente / persona individual, por las leyes del azar. Y por el hecho de sólo ser lo que son, regidos por las leyes que están regidos, tampoco tienen ninguna obligación de cumplir con las expectativas que se depositen en ellos. Sos vos el que se está proyectando sobre los hechos y le está pidiendo algo que no tienen ningún motivo para dar. ¿Y qué pasa si le damos algún motivo (nuestro esfuerzo, en pos de algún deseo)? Puede que cambie la cuestión. Pero no necesariamente. De todos modos, por eliminación, esa parece ser la única opción.
Etimológicamente, la palabra expectativa deriva del latín expectãtum, que significa “mirado”, “visto”. Y la definición establece que expectativa es “Esperanza de realizar o conseguir algo” o “Posibilidad razonable de que algo suceda”. Entonces, por un lado, las expectativas involucran la contemplación, el mirar. Una contemplación que es hacia el futuro. Contemplamos cómo podría suceder algo. Pero lo que no está mencionado ni se deduce tan fácilmente tampoco es que estamos involucrados emocionalmente en esta contemplación futura. Agregándole la esperanza a la mezcla, la definición que saco de las expectativas (sobre la cual creo podemos acordar) es que estas consisten en la contemplación de un posible hecho futuro que esperamos resulte favorable para uno mismo.