Ha estallado una guerra, nada de particular, una más entre tantas, esta vez un poco más cerca de nuestros confortables residencias, en suelo europeo, ello azuza el nivel de inquietud, de ahí las numerosas, indignadas e impotentes protestas, pero en el fondo y a no ser que te toque el bolsillo de una manera directa, aún prevalece el sentimiento de lo ajeno, como si no fuera con uno el tema. Y cuando nos toca el bolsillo rápidamente nos entregamos a la tarea de afilar y enseñar nuestras garras. Esta es nuestra educación, esta es nuestra …