La crisis demográfica amenaza especialmente a sectores como el inmobiliario, el transporte, la moda, el turismo y la hostelería. Debido a ese colapso se producirá un aumento de los costos sociales, con una carga cada vez mayor sobre el gasto en pensiones, la atención médica y el bienestar en general. Sin embargo, el sector bancario podría beneficiarse potencialmente por una mayor inclinación al ahorro por parte de una población envejecida, que incrementara su valor económico a través de los depósitos, favoreciendo así a las entidades de crédito