Escribo desde León, para quien no lo sepa, y respondo con este artículo a un par de amigos catalanes que me han preguntado si a Castilla y León le va a caer un 155 por pasarse la ley por el forro y legislar contra órdenes superiores, al imponer el toque de queda a las 20 horas.
Mi respuesta debe ser doble:
-No, no le va a caer. No hay huevos. Hay mucho meapilas por ahí que se llena al boca con la palabra LEY y que luego no tiene el coraje para aplicarla, porque cree que la ley es para los demás, para cuando conviene o para cuando nos gusta. No se lo van a aplicar porque esto es un ballet de anormales que han pactado previamente la danza, como dos espadachines de película que han ensayado quinientas veces los mandobles y defensas que repetirán ante las cámaras. No le va a caer porque esto es un simulacro del juego de las siete y media, donde lo raro es tener los puntos justos y lo normal quedarse corto o pasarse. Son así de necios. Son así de cobardes. Cada uno por su lado.
-Sí, les debería caer. Porque lo que hicieron Puigdemont y sus mariachis de la Generalitat de Catalunya fue dar a la gente un derecho que no les correspondía, y eso, con ser malo, es menos malo que limitarle a la gente, unilateral y arbitrariamente sus derechos. Y no vale aquí alegar emergencia, necesidad o inminencia del Purgatorio: leyes hay y Gobierno que las dicte. Organismos para aprobarlas Y tribunales para defenderlas. ¿A qué se mete un alcalde ido a más a legislar en lo que no le corresponde? Y si todavía fuera para dar a los suyos más de lo justo, como Puigdemont, pues bueno. ¿Pero para quitarles a los suyos lo que de justicia les pertenece? No se puede caer más bajo.
No Mañueco, no estás al otro lado del Atlántico ni eres Virrey de nada.
Donde hay patrón, no manda marinero.