La Guerra Civil de los Estados Unidos II: El nacimiento de una nación
Ya hemos comentado cómo fue el tortuoso camino que llevó al día 12 de abril de 1861, en el que el recién creado Gobierno Confederado ordenó abrir fuego contra Fort Sumter, dando así comienzo a la guerra de secesión. Tradicionalmente se ha utilizado la esclavitud como causa de esta guerra. Pero la realidad es que los motivos reales del conflicto hunden sus raíces en otro sitio. Norte y sur tenían dos ritmos completamente distintos de desarrollo económico, esto les llevaba a plantearse dos necesidades distintas: mientras el norte buscaba proteccionismo para su industria, menos competitiva que la inglesa, y garantizar una expansión del modelo norteño al oeste (tierra libre, trabajo libre, hombres libres), el sur de E.E.U.U. pretendía todo lo opuesto. Su modelo de plantaciones algodoneras requería de mano de obra esclava, y eran defensores del libre mercado (1). Asimismo, norte y sur también se diferenciaban en la concepción de la Unión; mientras el norte consideraba a la misma como indisoluble (una idea muy propia del nacionalismo), el sur la veía como una coalición de estados que podía disolverse cuando los intereses individuales de estos lo requiriese. La abolición de la esclavitud es más una consecuencia del conflicto que una causa.
Con todo, se podría todavía argumentar que la esclavitud era el gran problema central, dado que, especialmente para el sur, estaba en el foco de todos sus movimientos políticos y, en el norte, se había convertido también en un arma arrojadiza que les permitía situarse en una posición moralmente superior. Durante la guerra, como veremos a continuación, se dio un cierto fervor abolicionista en las élites del norte, pero entonces, tras el conflicto, llegó la reconstrucción y es en ese momento dónde realmente vemos hasta dónde llegaba, mayoritariamente, el interés del norte por la situación de los afroamericanos. Quisiera destacar, antes de entrar en materia, que este conflicto significa algo más que la abolición de la esclavitud, hecho importante aunque no se tradujera en medidas de igualdad reales. Si la Guerra de Independencia supuso la separación de las colonias de Gran Bretaña, la Guerra de Secesión supondrá el nacimiento de la nación estadounidense propiamente dicha.
En noviembre de 1860, con una participación del 81% del electorado (que no de la población, que es distinto), Lincoln obtuvo el 40% de los votos que, bien colocados en diferentes estados del norte, le proporcionaron una mayoría de 180 a 123 en el colegio electoral, siendo nombrado presidente. Ya antes de las elecciones pintaba mal la cosa para el sur: los republicanos eran los favoritos para ganar, y eligieron a Lincoln como candidato por su moderación, opuesto a la esclavitud pero no partidario de su abolición, abstemio pero opuesto a la prohibición del alcohol, etc. Su gran promesa era un ferrocarril transcontinental hacia el norte del Pacífico, la concesión de 100 acres de tierra a los colonos que se dirigieran al oeste y la oposición a la extensión de la esclavitud. Importante: se oponía a que los nuevos estados fueran esclavistas, no planteaba prohibir la institución allí dónde ya existía.
En el sur, el sentimiento era de pérdida de poder. Hasta ese momento habían mantenido un cierto control, gracias a su sobrerrepresentación, sobre la Unión, y esta victoria electoral la interpretaban como la culminación de una serie de agresiones por parte del norte durante las décadas previas. Antes de las elecciones, el gobierno de Carolina del Sur había amenazada con la secesión si un republicano negro (así llamaban a los que se oponían a la extensión de la esclavitud) como Lincoln ganaba. El mismo estado, en 1832 había amenazado con la secesión en contra de la anulación de un arancel, pero nadie les siguió. En 1850 también, en contra del compromiso de 1850, precisamente. Tampoco nadie les siguió. Esta vez, sería diferente.
Así pues, unas semanas más tarde, y citando a Thomas Jefferson y alegando que defendía sus derechos como estado frente a la agresión constante del norte, se separaron. El 20 de diciembre de 1860, con un solo voto en contra, Carolina del Sur ratificó el decreto que cortaba los lazos con la Unión. El 9 de enero de 1861 lo hacía Misisipi, el 10 Florida, el 11 Alabama. En Febrero, el día 1, los siete estados del sur profundo (desde Carolina del Sur hasta la frontera con Texas), se habían declarado independientes. El 8 de febrero se reunieron en Montgomery, Alabama, constituyeron un gobierno provisional, aprobaron una nueva Constitución que protegía, explícitamente, la esclavitud y salvaguardaba los derechos de los estados. Eligieron a Jefferson Davis como primer presidente, quién se había formado en West Point y había destacado como militar en la Guerra de México. Por su parte, en el alto sur, es decir, Carolina del Norte, Tennessee, Missouri, Arkansas y Virginia, la decisión se postergó: no parecían partidarios de la inmediata secesión. Existían aún simpatías por la Unión en muchos de estos estados. En Maryland ni siquiera se convocaron elecciones a una Convención y en Delaware la Legislatura votó en contra de la secesión.
Y mientras tanto, el gobierno federal no hizo nada. La administración de Buchanan estaba encantada de no comerse el marrón, y los republicanos aún no habían decidido qué hacer. Decíamos que Lincoln fue elegido por su moderación, y eso intentó. No quiso tomar una posición excesivamente confrontativa, pero tampoco renunciar a sus promesas y ceder ante el sur. Intentó asegurar al sur que no tenía intención de inmiscuirse indirecta o directamente en la esclavitud con el fin de evitar la violencia pero dejó claro que defendería la Unión.
En marzo de 1861 varios representantes confederados llegaron a Washington con el fin de negociar la evacuación de los fuertes e instalaciones federales. El gobierno de la Unión lo rechazó. A principios de abril, las provisiones de Fort Sumter, en Charleston, Carolina del Sur, escaseaban. Para la Confederación, Fort Sumter era un enclave con tropas extranjeras en su territorio, y no podía tolerarlo. Lincoln debía decidir qué hacer: si evacuaba el fuerte supondría reconocer a la Confederación, si lo reforzaba supondría una provocación. Decidió, nuevamente, el camino intermedio: enviar abastecimientos para mantener la guarnición y avisar al gobernador de Carolina del Sur. A las 4:30 de la madrugada del 12 de abril de 1861, las baterías de Charleston iniciaron el bombardeo de Fort Sumter. El 13 de abril, es decir, un día después de iniciado el asedio, el mayor Robert Anderson rindió la posición. El día 15, Lincoln llamó a filas. La guerra de secesión acababa de comenzar.
Los ocho estados del alto sur tuvieron que tomar partido, eran decisivos, pues suponían la mitad de la población del sur, dos tercios de la población blanca, tres cuartos de la capacidad industrial y tres quintas partes del ganado y cosechas. Su peso era muy significativo para la Confederación. Virginia se unió a los confederados, y ofreció Richmond como capital. Era el único estado capaz de producir artillería pesada y, además, aportó al mejor oficial del ejército de aquél momento, el general Robert E. Lee. Por cierto, Lee era contrario a la esclavitud pero en sus propias palabras “no podía levantar mi mano contra mi lugar de nacimiento, mi casa y mis hijos”, razón que le llevó a rechazar la oferta de dirigir las tropas de la Unión. El posicionamiento de Virginia arrastró a Arkansas, Carolina del Norte y Tennessee, que en mayo y junio de 1861 se unieron con gran entusiasmo popular a la Confederación.
Sin embargo, los condados con pocos esclavos como West Virginia, East Tennessee, West y North Carolina y North Arkansas se opusieron. West Virginia, de hecho, logró integrarse como Estado por derecho propio en la Unión. East Tennessee no llegó a secesionarse, pero aportó nada menos que 30.000 hombres blancos al ejército de la Unión. Delaware, Maryland, Missouri y Kentucky, cuya proporción de esclavos era menor, mantuvieron su lealtad a la Unión, a costa de muchas divisiones internas. Pero es lógico que se posicionaran con el norte. Maryland, por ejemplo, dependía económicamente de los estados nordistas. En Delaware no hubo divisiones internas. Allí, salvo por un 2% de población esclava, podríamos hablar de un estado prácticamente nordista. En Missouri hubo una guerra civil entre partidarios de una Kansas libre y los de una Kansas esclavista (Kansas era el territorio vecino, recién adquirido), y en Kentucky, estado natal de Lincoln y de Davis, el conflicto fue mucho más fratricida que en ningún otro estado. La división del alto sur en los dos bandos caracterizó la guerra. Si como bloque hubieran escogido el norte, o el sur, todo habría sido distinto. Pero al dividirse, otorgaron al sur capacidad bélica pero, a su vez, una ventaja muy decisiva al norte.
Se ha considerado muchas veces que fue la Primera Guerra Moderna, supongo por el uso del telégrafo, de las primeras armas de repetición, etc. Pero la verdad, hay quien dice que fue la Guerra de Crimea, o la Primera Guerra Mundial, que introdujo aún más armamento. Pero hay tantísimas guerras, desde la antigüedad de hecho, que han implicado innovación que yo, personalmente, considero que se trata de una guerra propia de su época. Es cierto que está a medio camino entre la guerra de grandes ejércitos luchando en batallones de línea y la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial. Pero es la evolución lógica, consecuencia del progreso constante del armamento cada vez más mortífero. Es como ahora, la introducción de los drones está cambiando el paradigma del combate.
Desde un inicio, se planteó como una guerra corta con las perspectivas militares del XIX. Desde la batalla de Bull Run, en junio de 1861 hasta 1862, el conflicto fue evolucionando y en 1862 ya adopta los tintes de una guerra total. Hay quien considera que es precursora de las guerras totales. Pero de nuevo, yo discrepo. Las Guerras de Religión, por poner un ejemplo, ya fueron guerras totales. Una guerra total es un concepto acuñado en el siglo XX, y define un conflicto en el que ambos bandos llevan al límite todos sus recursos disponibles: humanos, militares, industriales, agrícolas, etc. con el fin de destruir totalmente la capacidad del rival. Las Guerras Púnicas, especialmente la segunda, son un buen ejemplo de ello.
Lo que sí es cierto es que esta guerra fue suficientemente novedosa como para que la experiencia de la Guerra de México no les sirviera de nada a ninguno de los dos bandos, pues no estaban realmente preparados para lo que se les venía encima. Para que se entienda, a comienzos de 1861 el ejército de Estados Unidos era pequeño, 16.000 hombres, con fusiles viejos de chispa. El general jefe, Winfield Scott, tenía setenta y cuatro años, sufría hidropesía y vértigo y se dormía en las reuniones. Carecían de estado mayor, de planes estratégicos y de programas de movilizaciones y sólo dos oficiales, mayores de setenta, con experiencia dirigiendo batallones en combate.
Los confederados reclutaron 100.000 voluntarios durante 12 meses (el alistamiento tenía una duración preestablecida), que se unieron a las milicias formando unidades conjuntas. Escogieron el gris cadete para el uniforme, pero los regimientos proporcionaban sus uniformes, sus caballos, e incluso, algunos, sus propias armas y esclavos para cocinar y lavar. A veces, los hombres ricos pagaban uniformes y equipo. Tras la caída de Fort Sumter, se enrolaron 60.000 hombres más. Desde el principio tuvieron problemas logísticos y de escasez, debido a la baja capacidad industrial y al rápido deterioro que sufrieron las líneas férreas. No podían reemplazar lo destruído. Tiendas, mantas, uniformes, zapatos, carros… incluso la comida: siempre escaseó. En 1861 reclutaron 400.000 hombres y tuvieron que rechazar 200.000 por falta de equipo.
Por su parte, la Unión contó con el poder naval, que se mantuvo mayoritariamente en el norte, aunque ⅓ de los oficiales se unieron a la Confederación. En cuanto a su ejército de tierra, el norte contaba con 2,5 veces más hombres blancos en edad militar disponibles. En abril de 1861 Lincoln reclutó 75.000 hombres. Al ver que la cosa se alargaba, reclutaron 42.000 más y 18.000 marineros. En julio de 1861 ya autorizaron 1.000.000 más por tres años (ya habían aceptado que la cosa iba para largo). A principios de 1862 ya se habían unido 700.000 hombres, cerca de 90.000 que se habían enrolado por 3 meses se reengancharon por 3 años. La financiación se hizo a través de asociaciones voluntarias y, también, por hombres ricos, lo que le dio al ejército del norte también una fisonomía variopinta de uniformes. Pero a finales de 1861, el departamento de guerra tomó la responsabilidad directa de alimentar, vestir (con su uniforme azulado) y armar a los soldados de la unión, para lo cuál tuvieron que combatir la corrupción.
Tanto en norte como en sur, los regimientos tenían una identidad muy propia al mantener una relación muy estrecha con sus propios estados y estar reclutados, mayoritariamente, en una misma ciudad, pueblo o condado (o por afinidad étnica). Esto les daba ánimos y subía la moral, pero cuando un regimiento era diezmado provocaba desgracias masivas en familias, barrios o pueblos enteros. Ambos ejércitos estaban muy politizados, la diferencia radicaba en que en el norte predominaban objetivos ideológicos abstractos mientras que en el sur se trataba de patriotismo y defensa de la familia. Sin embargo, ambos alegaban luchar por la libertad. Aunque en el norte se luchaba por la Unión, se extendió, durante la guerra, la idea de que no podría terminar el conflicto hasta que la esclavitud no fuera abolida. Como en la Guerra de Independencia (y en otros muchos conflictos), el ejército fue un motor de politización social.
En 1861 ambos bandos creían que sería un conflicto corto y sus objetivos eran limitados. Jefferson Davis dijo, tras la captura de Fort Sumter:
“No buscamos la conquista, ni el engrandecimiento. Todo lo que pedimos es que nos dejen solos”.
Pero la batalla de Bull Run, el 21 de julio de 1861, acabó con esas perspectivas. Ante la atenta mirada de cientos de civiles que fueron de picnic desde Washington (a 35-40km del campo de batalla), se libró un enfrentamiento con el que ambos bandos esperaban terminar la guerra. Dos ejércitos inexpertos liderados por dos ex compañeros de West Point (Irwin McDowell, de la Unión, y Pierre Gustave Beauegard, confederado), intentaron la misma estrategia: rodear y atacar por el flanco izquierdo. Los unionistas casi se imponen, pero los refuerzos confederados lograron hacerlos retroceder.
Como el sur no podía permitirse una guerra larga, intentó provocar varias derrotas significativas para obligar a Lincoln a desistir y para lograr el apoyo de Francia e Inglaterra. Su estrategia sólo podía ser defensiva. Por contra el norte adoptó la estrategia ofensiva, aunque al principio, limitada: defender Washington, bloquear navalmente el sur e invadirlo por las vías fluviales con el fin de dividirlo. Los generales norteños no eran suficientemente agresivos y no buscaban la destrucción total del enemigo, además pretendían esperar a que las fuerzas del norte estuvieran completamente listas. Tras Bull Run, algunos generales menos brillantes (en ese momento), sacaron lecciones distintas que las de los principales oficiales y elaboraron una estrategia distinta. Ulysses S. Grant sacó dos ideas: la primera: como ambos ejércitos eran inexpertos, no era necesario esperar a que el de la Unión estuviera listo, debían atacar ya; la segunda, no valía con derrotar al enemigo, había que destruirlo.
El primer destino de Ulysses S. Grant, que fue dónde se formó junto a Philip H. Sheridan y John Sherman, todos bajo el mando de John C. Frémont, fue Missouri. En la frontera del estado las lealtades estaban divididas: había una guerra civil interna agravada por el conflicto de Kansas, arrastrado desde 1854. La zona estaba plagada de guerrillas confederadas lideradas por jefes sanguinarios como William Clarke Quengtril o Bloody Bill Anderson. Frémont empezó una guerra total: estado marcial, pena de muerte a los guerrilleros, emancipación de esclavos y confiscación de propiedades a los confederados (ambas medidas revocadas por Lincoln). No se hacían prisioneros.
Hasta 1862 aún se creía en una victoria rápida de la Unión, dados los grandes avances del Norte. Grant penetró por el oeste, cayeron Nashville, New Orleans y Memphis y se había expulsado a los confederados de Missouri, Kentucky y Virginia Occidental. Pero en Shiloh, Grant ganó gracias a los refuerzos de Sherman, a un costo de 25.000 bajas, lo que supuso su retirada del mando, siendo Henry Haleck su sustituto. Éste no aprovechó la victoria para penetrar en el sur y ganar la guerra. La misma cautela se impuso en el este, George MacClellan, jefe de todos los ejércitos, esperó nueve meses preparando un ejército bien pertrechado para avanzar. En 1862 se plantó ante Richmond y la sitió con su ejército de Potomac. Pero Robert Lee, jefe de los ejércitos del norte de Virginia, contraatacó: rompió el cerco y avanzó hasta Maryland. Quería alcanzar una victoria sonada en territorio enemigo para obtener reconocimiento internacional, pero le frenaron en Antietam. La Unión tampoco aprovechó esa victoria. Sin embargo, Lee había logrado frenar los avances en este y oeste a finales de 1862.
La moral de la Unión era baja, y los demócratas del norte pedían una paz negociada. Pero los radicales, como Grant, decían que había que conquistar el sur por completo. Para empeorar las cosas, los abolicionistas intensificaron sus campañas en 1861 y 1862. Cabe destacar que, el racismo, en el Norte, estaba igualmente enraizado. Por ejemplo, en Nueva York, era necesario que un afroamericano tuviera propiedades por valor de doscientos cincuenta dólares para votar, mientras que un blanco no lo necesitaba. Wendell Phillips, un abogado abolicionista y proindígena de Boston muy crítico con Lincoln reconoció, y cito:
“Si bien no es abolicionista y apenas antiesclavista, el señor Lincoln acepta representar el ideal antiesclavista. Al igual que un peón, su fuerza reside en la posición que ocupe en el ajedrez [...].”
Los abolicionistas lograron que el Congreso aprobase la Ley de Confiscación, permitiendo liberar a los esclavos de los enemigos de la Unión, aunque generalmente no se aplicó y Lincoln no hizo mucho caso. En un intercambio de cartas con Horace Greeley, director del New York Tribune, en Agosto de 1862, Lincoln dijo:
“Mi objetivo primordial en esta lucha es salvar la Unión [...]. Si pudiera salvar la Unión sin liberar a ningún esclavo, lo haría, y si pudiera salvarla liberando a alguno y dejando a otros como están, también lo haría.”
Las críticas de los abolicionistas al gobierno amenazaban con desarticular la coalición que mantenía a Lincoln en el poder. Esto le forzó a cambiar su postura y comenzar a condenar la esclavitud. En septiembre de 1862 hizo pública la versión preliminar de la Proclamación de Emancipación, ofreciendo al sur cuatro meses para rendirse, de lo contrario, la aprobaría. El 1 de enero de 1863 se publicó. Declaraba libres a los esclavos de las zonas que seguían combatiendo contra la Unión, pero no hablaba de los de aquellos territorios que eran leales a la Unión. El historiador Richard Hofstadter definió la Proclamación de esta forma: “contaba con toda la grandeza moral de un contrato de transporte”. La revista británica The Spectator dijo: “el principio no es que un humano no pueda ser propiedad de otro, sino que este no puede poseerlo a menos que declare su lealtad a Estados Unidos”.
El fin real de la esclavitud vendría un poco más tarde, aun en plena guerra. En 1864, 400.000 firmas pedían una ley que acabase con la esclavitud, en abril de ese año el Senado aprobó la decimotercera enmienda que, esta vez sí, declaraba el fin de la esclavitud. Fue sancionada en enero de 1865, unos meses antes del fin de la contienda, por la Cámara de los Representantes.
La Proclamación de Emancipación de 1863 fue insuficiente. Pero sirvió para estimular a las fuerzas antiesclavistas. El ejército de la Unión abrió sus puertas a los afroamericanos. Formaron sus propios batallones, el más famoso de los cuales es el 54 de Massachusetts. Su ingreso cada vez en mayor número ayudó a crear la sensación de que la lucha era realmente para liberarlos. En el norte comenzaron a verlo como una batalla contra la esclavitud. El conflicto se había convertido en revolucionario y aniquilador, y esto obligó a aprobar un decreto de reclutamiento forzoso que, debido a la cuantía de bajas del conflicto, hizo crecer el resentimiento de los blancos hacia los negros, en especial entre los de clase baja. La ley de reclutamiento permitía a los ricos no ser llamados a filas si pagaban 300 dólares, lo que provocó revueltas en 1863 en varias ciudades en las que, tristemente, el objetivo de la rabia no fueron los ricos, sino los negros.
Ulysses S. Grant, de nuevo al mando de un ejército, logró varias victorias en Vicksburg, Gettysburg y Chattanooga, estas, unidas a la estrepitosa derrota de Hooker en Chancerllorsville en mayo de 1863 propiciaron su nombramiento como jefe de todos los ejércitos en marzo de 1864. Con el mando absoluto, Grant ordenó la Guerra Total. Al frente del ejército de Potomac comenzó una persecución contra Lee en Virginia mientras su antiguo compañero Sherman encabezaba una victoriosa y devastadora marcha a través de Georgia y Carolina del Sur hasta Goldsboro, Carolina del norte. Incendió Atlanta, desoló Georgia. Recurrió al terror para destruir no solo los recursos económicos, también la voluntad. Los soldados confederados comenzaron a desertar. Philipp Sheridan hizo algo parecido en el valle de Shenandoah (Virginia). Lincoln, al igual que sus generales, eran partidarios de la dureza, pero de conceder una paz generosa, otorgando muchos perdones.
Las derrotas exacerbaron los problemas internos del sur. La gran debilidad de la Confederación residía en las relaciones entre el gobierno y los estados, resultado de la State Right Theiry, o teoría del derecho de los estados, que permitía que estos se negasen a proporcionar hombres y suministros si no lo deseaban. A esto debía añadirse la rigidez de Jefferson Davis y la ausencia por completo de una oposición política. Adicionalmente, una inflación elevadísima acrecentada por la emisión de moneda dada la imposibilidad de obtener fondos mediante impuestos o empréstitos. Con todo, siguieron los ejércitos del sur combatiendo con la esperanza de que Inglaterra o Francia, dependientes de su algodón, intervinieran. Pero para cuando los stocks europeos de algodón se habían agotado, India o Egipto se habían convertido en exportadores alternativos, lo que unido a las derrotas de Antietam y Gettysburg alejó la posibilidad de ayuda externa.
Adicionalmente, el incremento de bajas, y el cansancio, empezaron a hacer mella. Los esclavos, en el sur, comenzaron a ser un obstáculo: solo con dejar de trabajar podían provocar una hambruna en la Confederación. A finales de 1864, Judah Benjamin, Secretario de Guerra Confederado, escribió: “es bien sabido que el general Lee [...], está a favor del uso de los negros en la defensa y de emanciparlos si fuera necesario…”. Jefferson Davis llegaría a firmar a comienzos de 1865, la Ley del Soldado Negro, autorizando el alistamiento y su liberación con el consentimiento de sus amos. Antes de que pudiera tener efecto alguno, la guerra había acabado.
La persecución de Grant a Lee duró de mayo de 1864 a abril de 1865, y fue costosísima. Los 150.000 hombres del ejército de Potomac siempre mantuvieron la iniciativa sobre los 65.000 del ejército de Lee, forzándole a un tipo de guerra que Lee sabía que no podía ganar, manteniéndolo ocupado y facilitando, de esa manera, los avances de Sherman y Sheridan. Finalmente, el 9 de abril de 1865, en Appomattox, Virginia, Lee se rendía con unos términos generosos: oficiales y soldados podían regresar a sus hogares, con sus caballos y con inmunidad garantizada frente a la persecución por traición. Los mismos términos ofreció Sherman a Johnson el 18 de abril en Durham, Carolina del Norte. Jefferson Davis huyó de Richmond con su gobierno y parte de la población, pero fue capturado el 10 de mayo de ese mismo año. La guerra había terminado.
Una doceava parte de los estadounidenses lucharon. Seiscientos treinta mil murieron en el frente, en un país de treinta millones de personas. Hubo más de cincuenta mil lisiados. Para el sur, las cifras son peores: un cuatro por ciento de la población murió por causa directa del conflicto. Las mujeres fueron movilizadas por completo, no solo como enfermeras, también como trabajadoras para garantizar el sustento familiar en hogares en los que el hombre no estaba y, en muchos casos, no volvería. El desequilibrio económico entre norte y sur se agudizó, la riqueza del sur pasó de representar el 30% en 1860 al 12% en 1870, la renta per cápita, con respecto al norte, cayó de dos tercios a dos quintos.
El general Lee expresó en sus palabras previas a la rendición lo que se ha considerado desde entonces la causa principal de la derrota del sur: la superioridad en hombres, armamento y recursos del norte. Pero la historiografía es caprichosa, y las investigaciones sacan a la luz datos y análisis que muchas veces cambian la perspectiva de temas que damos por sentados. La idea que se ha ido abriendo paso desde poco después del final de la Guerra de secesión es que la confederación tenía recursos suficientes para una guerra defensiva similar a la que llevaron a cabo en la guerra de Independencia contra Inglaterra. Solo era necesario que el coste fuera suficientemente elevado como para que no mereciera la pena el esfuerzo que hizo el norte. Las causas, por tanto, debían ser internas.
La confederación tenía una gran dificultad para afirmar su poder frente a los estados y carecía del liderazgo militar y civil del norte. Y esta situación se daba en una sociedad profundamente dividida entre propietarios de esclavos y blancos pobres sin esclavos que, en cuanto la cosa se puso fea, empezaron a desertar. Por no decir que dos quintas partes de la población eran esclavos. Las armas modernas, las trincheras y la estrategia defensiva de Lee, así como la timidez y falta de preparación del norte en los primeros años, retrasaron la victoria de la Unión.
Lincoln se acercó al frente al final de la guerra, visitó Petersburg el 3 de abril y Richmond, que había sido incendiada por sus habitantes antes de huir. Cuando caminaba por la calle desierta escoltado por diez marinos, fue rodeado de esclavos que le gritaban “gloria a Dios”, “bendice al Señor”, “el gran Mesías” y lo tocaban para comprobar que era real. Annie Mae Weather, una afroamericana hija de esclavos liberados, dijo:
“Recuerdo haber oído decir a mi padre que cuando alguien llegó y gritó: “Vosotros, negros, por fin sois libres”, él dejó caer la azada y dijo con voz extraña: “gracias a Dios".
Fannie Berry, una esclava liberada, dijo:
“¡Los negros gritaban, aplaudían y cantaban! ¡Los niños corrían de un lado a otro llevando el compás y gritando! Todo el mundo estaba contento. Lo celebramos. Corrí a la cocina y grité en la ventana: “Mamá, no cocines más. ¡Eres libre! ¡Eres libre!”.
¿Pero cuánta de esa libertad fue real? El trato que el ejército de la Unión y las ciudades del Norte dispensaron a los afroamericanos durante la guerra fue premonitorio de lo que sucedería después de la contienda. Los soldados negros fueron utilizados en los trabajos más sucios, y duros. Los blancos cobraban trece dólares al mes, y los afroamericanos diez. William Walker, un sargento negro, fue fusilado por organizar una protesta por la remuneración desigual.
La guerra no trajo tampoco una sublevación general de los esclavos. Siguieron trabajando esperando a ver cómo acaba aquello, aunque cerca de medio millón, una quinta parte, huyó. Muchos si tenemos en cuenta que no tenían dónde ir o cómo sobrevivir. Para la mayoría fue una experiencia amarga: víctimas del caos de la guerra, separados de sus amigos y pasando hambre. Algunos se alistaron al ejército nordista que llegó a contar con doscientos mil afroamericanos. La mayoría de los esclavos sabían que su estatus tras la contienda dependería de si eran dueños de la tierra que trabajaban o no.
La política del Congreso, aprobada con Lincoln, devolvía la propiedad confiscada a los herederos de los propietarios confederados y aunque una parte se expropió por imago de impuestos y se subastó, pocos negros accedieron a ella. El general Sherman, en una reunión en Savannah con pastores protestantes negros, escuchó la demanda de tierra e hizo pública la óprden Especial de Campo número 15, otorgando una franja de tierra para el asentamiento de negros. Pero en junio de 1865, el nuevo presidente (tras el asesinato de Lincoln), Andrew Johnson, devolvió esa tierra a sus antiguos propietarios.
Durante un breve tiempo, los negros disfrutaron de cierta libertad y derechos, incluyendo en el sur dónde las tropas del norte se ocupaban del cumplimiento de los acuerdos. Hubo grandes avances, como educación pública multiétnica, o la concesión de ciudadanía o derecho de voto. Sin embargo, Andrew Johnson facilitó el reingreso de los estados sureños sin garantizar la igualdad. Estos crearon códigos negros que convirtieron a sus ex-esclavos en sirvientes. Incluso con Grant como presidente, el gobierno nacional cada vez se mostraba menos entusiasta a la hora de defender a los negros. En 1883 el Tribunal Supremo anuló la Ley de Derechos Civiles de 1875.
Poco a poco los negros perdieron sus derechos. Hubo protestas, como John Harlan, quien curiosamente había sido propietario de esclavos en Kentucky, y que se mostró contrario a la discriminación privada a la que se sometía a los negros alegando que la jurisdicción permitía perseguirla. Es en esta época en la que la oligarquía del sur organiza el Ku Klux Klan y otros grupos terroristas. Harlan luchaba con la lógica, la moral y la justicia contra algo más poderoso que todo eso, y es que las élites del norte y las del sur, durante la crisis económica de 1873 a 1877, construyeron una nueva coalición. El compromiso alcanzado no restauró el antiguo orden en el sur, pero garantizó a los blancos autonomía política, y la no intervención del norte en asuntos raciales. A cambio, el sur se convirtió en un satélite. La discriminación incrementó rápidamente en las últimas décadas del XIX.
En 1900 todos los estados del Sur, en sus nuevas constituciones, privaban de derechos civiles y segregaban a los negros. La imagen que nos ha legado la literatura de posguerra de los negros era extraída, mayoritariamente, de escritores del sur que los definían como “reptiles”, “hienas enjauladas”, “especie de gusanos” o “bestias salvajes”. El sistema penitenciario del Sur tenía por objetivo aterrorizar a los afroamericanos y proporcionar víctimas a los contratistas que compraban el trabajo de los presos por sueldos irrisorios. Muchos afroamericanos huyeron al norte. Pero pese a que la situación seguía siendo desesperada, los negros del sur continuaron reuniéndose y organizándose, defendiéndose.
En resumen, el norte logró la confirmación del Estado Federal por encima de la soberanía e independencia de los Estados, y una mayor centralización del poder. Acababa de nacer el Estado-Nación estadounidense. Y la época no es casual, en esa misma década nacería, con la Revolución Gloriosa, el estado-nación español; el Risorgimento y la unificación italiana traerán el italiano, y la Guerra Franco-Prusiana junto a la Tercera República Francesa serían los escenarios de nacimiento de los estados-nación alemán y francés; por poner algunos ejemplos.
Hemos comenzado esta historia planteándonos si realmente la guerra se libró con el fin de abolir la esclavitud, y cuestionándonos que fuera así. Y la conclusión al respecto es clara: no. En 1861, el Gobierno de los Estados Unidos luchó contra los estados esclavistas, sí, pero con el fin de conservar ese enorme territorio nacional con su mercado y recursos, afianzando su poder sobre él y subyugándolo a las necesidades de las élites industriales del norte. La esclavitud y su abolición fueron una consecuencia de todo esto, un último castigo para unas élites acomodadas en el sur que no seguían la línea marcada por las del norte. El antiguo esclavo Thomas Hall confesó ante el Proyecto Federal de Escritores estas palabras:
“Se alabó a Lincoln por liberarnos, pero ¿lo hizo? Nos concedió la libertad sin darnos oportunidad de vivir por cuenta propia y seguimos dependiendo del hombre blanco del sur”.
Pero esa no es la única conclusión que podemos extraer, de hecho, como ya he comentado en otras ocasiones, otra inferencia que obtenemos de toda esta historia es la del relato y su importancia. La idea de tomar la esclavitud como motivación y foco de atención de un conflicto que, en realidad, estaba dirimiendo otros problemas. El trabajo del historiador no consiste en narrar los hechos pasados, sino en discernir, analizar y extraer las causas y consecuencias reales de los acontecimientos y exponerlas a la sociedad con el fin de proporcionar una mayor y mejor comprensión de la humanidad, de nuestra realidad mundana y del presente. Y en ese proceso, es esencial romper con los relatos impuestos, con la propaganda, sacar las vergüenzas y airear los trapos sucios.
Hay una conclusión más que podemos sacar de esta guerra y de cualquier otra, una que fue señalada por Sherman. Cuando él, Grant y Sheridan decidieron lanzarse a la Guerra Total lo hacían conscientes de que, con ello, causarían el mayor mal posible al enemigo. El objetivo era amedrentarles, no solo para lograr su rendición, si no también para garantizar que no volvieran a rebelarse. Para la mayoría de los hombres que lucharon, la guerra no fue hermosa. Sherman señaló en una alocución a unos jóvenes quince años después del conflicto que la idea de que la guerra era gloriosa era absurda, cuando bajas a la realidad, la guerra es un infierno. Y es importante recalcar esto porque, aún hoy, estamos bombardeados con la épica y la gloria de la guerra.
Me gustaría cerrar esto con unas palabras de uno de los líderes negros que tuvo que vivir la época de la reconstrucción, y que tuvo que luchar por la supervivencia de su comunidad. John Hope dijo:
“Si no luchamos por la igualdad, ¿para qué demonios vivimos?”.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS (las mismas que en el otro artículo):
Fundamentalmente me he basado en tres manuales de historia de los Estados Unidos:
También he consultado algunos artículos académicos como:
Y algún otro que no he localizado a la hora de elaborar este listado, así como un par de los que no saqué nada provechoso (demasiado enfocados en algo muy específico).
PRIMERA PARTE DE ESTE ARTÍCULO: www.meneame.net/story/guerra-civil-estados-unidos-i-camino-secesion
(1) Recomiendo leer los comentarios de la primera parte de este artículo que contienen información adicional aportada por varios meneantes muy interesante. En concreto, hay uno, del usuario @asurancetorix hizo un aporte muy valioso en la primera parte de este artículo que copio integramente:
Me ha dejado pizcueto la ambivalencia de Lincoln, no tenía ni idea. Sobre los motivos económicos, un pequeño apunte acerca de las diferencias ideológicas entre Norte y Sur y los intereses que había bajo ellas:
El principal producto en los estados del sur era, efectivamente, el algodón, que a su vez era una materia prima muy importante en la floreciente industria del Norte. Pero también era fundamental para las muy boyantes factorías textiles británicas. Recordemos que el Reino Unido era la gran potencia hegemónica en plena Revolución Industrial.
El Sur tenía ideología librecambista, es decir, eran los que entonces defendían el "libre mercado", ya que les venía muy bien comerciar libremente con el mejor postor. Y la cuestión es que los estados del sur preferían vender su algodón a los británicos, antes que al Norte, por el muy simple motivo de que los primeros podían pagar más.
En cambio el Norte era proteccionista porque su industria aún no podía competir con la británica, ni en los precios que pagaba por la materia prima, ni en la calidad y precio del producto final. A ellos les venía mucho mejor forzar que el Sur les proporcionase a ellos el algodón, a sus precios, y encarecer los productos que venían desde el Reino Unido para reducir la competencia.
Eso provocaba buena parte de las tensiones económicas entre Norte y Sur. Y sí, tiene miga que el liberal norte fuese proteccionista y los defensores del "libre mercado" fuesen los esclavistas. Posiblemente éstos hoy en día se llamarían a sí mismos "liberales en lo económico y conservadores en lo social"
Pero es que el Norte era antiesclavista y defendía el trabajo libre porque también le venía muy bien la movilidad laboral. Veamos: en las gigantescas plantaciones del Sur era sencillo dedicar una parte del terreno a producir alimentos y algo de ganado para consumo propio. Alimentar a sus esclavos les salía prácticamente gratis, ya que también eran éstos los que se encargaban de los cultivos. Eso permitía que tuviesen muchos, compensando una baja productividad.
Los industriales del Norte no tenían esos terrenos para alimentar y cobijar esclavos. Les hubiese salido mucho más caro mantenerlos durante todo el año y el modelo de baja productividad era menos adecuado para ellos. Era más rentable tener menos obreros pero más especializados y productivos, con algo más de formación y menos posibilidades de que estropeasen aquellas novedosas, delicadas y carísimas máquinas.
Además, tampoco es que les pagasen mucho, y el trabajo libre que defendían implicaba que podían contratar y despedir a su gusto según necesidades de la producción, sin ningún miramiento con sus trabajadores "libres", y en contraposición a unos esclavos que había que mantener durante todo el año. Al contrario, si esos esclavos eran liberados entrarían a formar parte de las masas obreras, empujando los salarios hacia abajo.
Posiblemente a algunos de aquellos abolicionistas del norte hoy les llamaríamos "neoliberales" Dicho sea con todo mi respeto y admiración para quienes lucharon y se arriesgaron defendiendo la libertad para los esclavos, con toda su dignidad y sin ningún tipo de interés personal. Muchos lo hicieron, y bastantes de ellos sufrieron las consecuencias.
En un breve de Pablo Pardo, corresponsal de El Mundo en EEUU, publicado en Actualidad Económica podemos ver la habitual confusión de los periodistas cuando tienen que tratar con números grandes y mas si estos provienen del mundo anglosajón. La iniciativa que se cita no es para plantar 1.000 millones de árboles, es para 1 billón (español) de árboles, la One Trillion Trees Initiative. Y, por supuesto, 1.000 millones de árboles no supone el 33% de los árboles que hay en el mundo (sólo en España ya había en 2009 17.804 millones).
REFERENCIA: www.meneame.net/story/iniciativa-popular-derogar-ley-patrimonio-cultur
RECTIFICACIÓN: Según el "Acuerdo de 10 de mayo de 2012, de la Junta Electoral Central, sobre el procedimiento para la verificación y certificación de las firmas de una iniciativa legislativa popular" ( www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2012-6675 ), para que las firmas electrónicas valgan para esta ILP, se deben cumplir algunos requisitos de dicho acuerdo. En particular (punto tercero), la Comisión Promotora de la ILP debe "1) solicitar a la Junta Electoral Central la aprobación del sistema electrónico de recogida de firmas que desee utilizar, con indicación de la dirección electrónica de acceso, así como la descripción del sistema de firma y de verificación de firma electrónica que se pretenda utilizar. La Junta Electoral Central, previo informe de la Oficina del Censo Electoral, procederá a su aprobación si se ajusta a las condiciones legales. A tal fin, el anexo de especificaciones técnicas para la recogida de firmas por vía electrónica y para su certificación, que se adjunta a este Acuerdo, contiene el formato del fichero XML de datos del firmante, el formato de la firma según la política de firma electrónica de la Administración General del Estado y las instrucciones para la formación de los ficheros con las declaraciones de apoyo firmadas. El acuerdo de aprobación se remitirá a la Comisión Promotora y a la Oficina del Censo Electoral. 2) La Comisión Promotora deberá publicar el Acuerdo en el sitio Internet utilizado para el sistema de recogida a través de páginas web, para conocimiento de los interesados."
Así que la validez de firmas electrónicas para esta ILP depende de lo recién expuesto. Dado que la Comisión Promotora de esta ILP no parece haber publicado en ningún sitio web el Acuerdo formalmente necesario para la aceptabilidad de firmas electrónicas para esta ILP, en principio nos vemos llevados a concluir que NO SE ACEPTARÁN FIRMAS ELECTRÓNICAS PARA ESTA ILP.
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Os describo a continuación el procedimiento que, teóricamente, os permitirá firmar ELECTRÓNICAMENTE esta ILP, de una forma legalmente válida (al final os indico también una referencia legal útil):
1º) Debéis tener instalado en vuestro ordenador un certificado electrónico válido y en vigor a vuestro nombre, reconocido por la administración estatal española (por ejemplo, el certificado electrónico de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre). (También valdría con DNI-e, pero el procedimiento que yo describo se basa en tener el certificado digital en el ordenador).
2º) Debéis tener instalada la versión más reciente de la aplicación "Autofirma" de la administración española. Os podéis descargar esta aplicación de aquí: firmaelectronica.gob.es/Home/Descargas.html
Podéis hacer un test de que la instalación ha sido correcta aquí: www.sededgsfp.gob.es/es/Paginas/TestAutofirma.aspx
3º) Descargaros el texto de esta ILP, en formato .pdf, de la siguiente dirección: www.noesmicultura.org/no_es_mi_cultura/files/Texto-Iniciativa-Legislat
Guardaros este documento .pdf en alguna carpeta de vuestro ordenador (es decir, de vuestro ordenador en el que también tengáis instalado Autofirma y vuestro certificado digital).
3º) Abrid la aplicación "Autofirma". En cuanto se os abre la aplicación, solo tenéis que pulsar el botón "Seleccionar ficheros a firmar" que os aparecerá al comienzo de todo, y simplemente tenéis que seguir el asistente para firmar el documento .pdf que contiene el texto de la ILP. El asistente es muy sencillo de seguir, y al final tendréis el .pdf de esta ILP firmado y guardado en vuestro ordenador. Podréis aportar también una foto de vuestra firma manual (que la podréis tomar con el móvil, y pasarla después a vuestro ordenador). Esta foto de vuestra firma manual también aparecerá dentro del .pdf.
NOTA IMPORTANTE: El firmado del pdf de la ILP también podéis hacerlo desde la propia página web valide.redsara.es/valide/firmar/ejecutar.html , pero esta página web también os requerirá que tengáis instalados en vuestro ordenador la aplicación Autofirma y vuestro certificado digital válido. Pero si optáis por firmar desde esta página web, quizá luego tengáis MENOS problemas para conseguir el justificante de validación de firma que tenéis que conseguir en valide.redsara.es/valide/validarFirma/ejecutar.html , tal como se indica en los dos puntos siguientes.
4º) MUY IMPORTANTE: Verificad que la firma que le habéis hecho al .pdf es correcta de cara a la Administración española en la siguiente dirección: valide.redsara.es/valide/validarFirma/ejecutar.html
5º) Esta dirección que os acabo de indicar, para validar la firma, os dirá que la firma es CORRECTA, y entonces os presentará un botón que dice "Descargar Justificante", para descargaros un justificante de esta validación. DESCARGAROS ESTE JUSTIFICANTE, QUE NO ES MÁS QUE EL PROPIO PDF DE LA ILP, FIRMADO ELECTRÓNICAMENTE POR VOSOTROS, Y CON UNA MARCA DEL GOBIERNO GARANTIZANDO QUE VUESTRA FIRMA HA SIDO VÁLIDA.
6º) TANTO ESTE JUSTIFICANTE PDF DE VALIDACIÓN DE FIRMA QUE OS ACABÁIS DE DESCARGAR, COMO EL PDF DEL TEXTO DE LA ILP FIRMADO ELECTRÓNICAMENTE POR VOSOTROS QUE OS GENERÓ LA APLICACIÓN "AUTOFIRMA" EN EL PUNTO 3º) (ES DECIR, AMBOS PDFs) enviadlos LOS DOS, en un mismo correo electrónico como archivos adjuntos, a la siguiente dirección de correo electrónico: [email protected]
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NOTA FINAL: La Ley Orgánica 3/1984, de Iniciativas Legislativas Populares, dice literalmente que "también se podrán recoger las firmas por vía electrónica siempre que se garantice la voluntad auténtica del ciudadano que suscribe la iniciativa legislativa popular" (aunque este detalle de "siempre que se garantice la voluntad auténtica del ciudadano" consta en el preámbulo de la ley, no en su articulado, de todas formas la firma electrónica, por definición, está diseñada y aceptada por la Administración como procedimiento por el que una persona puede garantizar su voluntad auténtica). El artículo 7.4 de esta ley dice que "Las firmas se podrán recoger también como firma electrónica conforme a lo que establezca la legislación correspondiente".
La compasión hacia los pobres, los humillados y los ofendidos, jamás debe transformarse en sentimentalismo, porque muchas veces los humillados y ofendidos en absoluto son mejores que los que los humillan y ofenden. Están ahí por debilidad o por azar, y merecen compasión. Pero no, no son en absoluto mejores.
Helada sangre azul. Yuri Buida.
Publicaba ayer la La Razón un artículo donde asegurada que el número de trabajadores con pluriempleo según la EPA habían aumentado un 57% en cinco años (comparando primer trimestre de 2019 con primer trimestre de 2024). Aunque en el artículo y el gráfico se indican los datos correctos, el porcentaje de aumento es erróneo, ya que los pluriempleados han pasado de ser 449.500 a 591.300, lo que equivale a un aumento del 31,5% (591.300/449.500=1,315), lo que queda muy alejado del 57% indicado en el titular.
En esta era de ruido blanco,
la calma no es paz, sino una aceptación dolorosa
de la frenética locura del día a día.
Un mundo que gira en vertiginosa desesperación,
donde el clamor es constante
y las almas buscan refugio en la indiferencia.
Me duele esta calma,
no por lo que oculta, sino por lo que revela:
una adaptación sombría a la locura de las multitudes,
a las pantallas parpadeantes que nunca duermen,
a las ciudades que gritan sin voz,
a las vidas que se despliegan en un desfile
de inmundicia disfrazada de rutina.
Esta calma no es serenidad; es resignación,
una tolerancia endurecida a la cacofonía de lo cotidiano,
a las noticias que ya no sorprenden,
a las crisis que se suceden
con la regularidad de las estaciones.
Es el dolor sordo de lo que se ha normalizado,
la tragedia convertida en estadística.
En la quietud de esta calma, escucho
el susurro desgarrador de la indiferencia,
el murmullo de un mundo que ha olvidado cómo alzarse.
Me duele esta paz impuesta,
este silencio cómplice que pesa más
que el estruendo de cualquier revolución.
¿Cómo, entonces, encontrar el alivio?
¿Cómo aprender a no acostumbrarse,
a no aceptar esta paz que no es paz,
sino una rendición ante la locura perpetua?
Me duele esta calma, porque no quiero acostumbrarme.
No deseo que mi espíritu se amolde
a la forma de este caos,
que mi corazón palpite al ritmo
de este frenesí deshumanizado.
Quiero que cada día sea un desafío al silencio,
una rebelión contra esta endemoniada calma,
un recordatorio de que, en algún lugar,
bajo la superficie de la resignación,
yace aún la posibilidad
de un mundo que pueda, una vez más,
sorprendernos.
ABC publica hoy una encuesta sobre el apoyo de los ciudadanos al reconocimiento de Palestina y a la ayuda militar a Ucrania. Muestra los resultados en dos gráficos circulares pero, a pesar de que las respuestas tienen distintos porcentajes, han utilizado exactamente el mismo gráfico en ambas preguntas. Y por cierto, llama la atención que hayan puesto de titular "Menos de la mitad de los españoles apoyan el reconocimiento de Palestina", cuando podrían haber puesto "Sólo la cuarta parte de los españoles se oponen al reconocimiento de Palestina".
Nicolás Maduro no quiere mostrar las actas del último proceso electoral en Venezuela. Lo cual da que pensar. Y, ya puestos, por hacer honor al dicho que reza “piensa mal y acertarás”, arriesgo la teoría de que las oculta adrede para no tener que reconocer su derrota en los comicios. Ante una sospecha de ese calibre, que se propone a sí misma como certeza, sobran las cantinelas. De nada vale que Maduro se autoproclame vencedor delante de gentes crédulas, pensionados del régimen o devotos de su persona. Sin el aval de unas actas en regla -las dichosas actas, sí; esos documentos incómodos que duermen el sueño de los justos en el cajón de su escribanía- puede cantarle milongas al lucero del alba. En realidad, a falta de datos verificables, gana enteros la conjetura de su derrota electoral, máxime cuando nadie, salvo ingenuos o afines al poder, puede obviar que, caso de haber ganado las elecciones, tal como él mismo predica, no habría desperdiciado la oportunidad de airear los resultados con la mayor diligencia para reivindicarse ante los propios venezolanos, y ante la comunidad internacional entera, como presidente electo legítimo. Sin embargo, ha pasado más de un mes desde que se cerraron las urnas en Venezuela y, de las actas, seguimos sin saber nada de nada.
Mientras tanto, el gobierno responde a las demandas de transparencia que le exigen las fuerzas opositoras desencadenando una campaña de represión que no desdeña el uso de la violencia extrema. No parece que Nicolás Maduro le haga ascos a derramar en las calles la sangre de aquellos conciudadanos suyos que lo cuestionan. Las víctimas mortales producidas durante la disolución de las últimas manifestaciones celebradas en Venezuela se cuentan por decenas. Y eso es sólo la punta del iceberg. En su informe de 2023, Amnistía Internacional cifra en varios centenares las víctimas mortales causadas por presuntas ejecuciones extrajudiciales. Los objetivos de esa violencia criminal, como dicta la lógica perversa de la purga política, fueron, mayoritariamente, opositores y disidentes: piezas de caza mayor. Ya veremos cómo queda ese recuento al cierre de 2024, todavía en curso. En cualquier caso, me arriesgo a vaticinar un suma y sigue que aumentará el saldo de los “presuntos” del año anterior. Tiempo al tiempo.
Ante semejante situación, no podemos llamarnos a engaño sobre la naturaleza del régimen que gobierna Venezuela. Conviene hablar claro al respecto, sin tapujos, tal como ha hecho, por ejemplo, el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, quien ha calificado al régimen venezolano como autoritario y dictatorial. Con independencia de las declaraciones de Borrell, no puede existir duda sobre este asunto. Venezuela, hoy en día, es una dictadura. Tal como suena. Poco importa que se convoquen en el país procesos electorales o que la Constitución, después de invocar la protección del Altísimo, defina a la República Bolivariana como un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia”. La realidad, cruda e inmisericorde, niega esas engañifas con las que pretenden darnos gato por liebre. Un Estado donde se conculcan las libertades de los ciudadanos, donde los líderes opositores se ven obligados a pasar las de Caín antes de dar con sus huesos en la cárcel, o en el exilio, donde las elecciones acaban en fraude, y donde el gobierno fomenta cribados de población para modelar la sociedad a su antojo, no es una democracia ni de lejos.
Y conviene decirlo. Alto y claro.
joseangelaparicio.blogspot.com/2024/09/dictadura-en-venezuela.html
La preocupación por la vivienda viene de lejos pero en los últimos años se ha agravado por los altos precios de los pisos en venta o alquiler. Las administraciones públicas se supone que deben promover que todos los españoles tengan acceso a una vivienda digna pero no siempre las decisiones parecen las más acertadas. Todo esto viene a cuento de la rehabilitación por parte del Consorcio Casco Vello de Vigo de un edificio en Subida ao Castelo para dos tríplex con viviendas de lujo www.vigoe.es/vigo/local/ya-hay-fecha-para-seleccionar-a-los-futuros-du Tienen unos 90m2 y a pesar de no tener ascensor, garaje (en los planos no sale nada así y tampoco parece haber espacio) ni trastero cuestan cerca de 200.000 euros, por lo que se puede entender que sus calidades deben ser muy altas. ¿Cuántos registrados en el Registro Único de Demandantes de Vivienda de Galicia solicitarán una de esas viviendas? Seguramente, muchos menos que si hubieran realizado viviendas más asequibles. Las viviendas de lujo con dinero público deberían reservarse para cuando el registro de demandantes de vivienda esté más vacío, lo cual no sucede ahora. Con acciones así no se soluciona el problema de la vivienda en España.
Desde hace tiempo me estoy dando cuenta de la cantidad de expresiones de España que estamos adoptando nosotros, los latinoamericanos. Encuentro tres motivos principales: primero, influencia de los youtubers españoles. Segundo, para algunas palabras nos es difícil encontrar una forma más fácil y cómoda de decirlo. Tercero, como una auto-censura para no sonar tan mal, similar a usar expresiones en inglés o usar vesre.
"Flipar": No se nos ocurre una forma tan simple de decir que algo nos asombra o nos guste mucho. No digo que técnicamente no haya, y también quizás en algún país sí han encontrado una coloquial como esa.
"Molar": ídem. No hay nada más cómodo que decir "esa banda mola". El sustituto esa usar más de una palabra.
"Esta cancion va de...": ídem. Es más cómodo decir "ésta canción va de" que "esta canción trata sobre []".
"Regulero": ídem.
"Váter": acá se lo conoce normalmente como "inodoro", al parecer a veces es mejor decir "váter" porque suena elegante.
"Cheto": al menos en mi país, Argentina, "cheto" es alguien que presume ser más de lo que es, similar a "pijo", o directamente en referencia a los ricos no tan ricos. Ahora se está empezando a usar el significado dado por los españoles, es decir como algo o una acción diferente al resto (sea en el buen o mal sentido).
Hay varias más. A veces se dejan de usar. Otras pegan más profundo porque también las escucho en personas que conozco en vivo.
Publicaba ayer ABC un artículo donde año a año comparaban el IPC y la subida del sueldo de los funcionarios, calculando si había ganancia o pérdida de poder adquisitivo. Todo bien salvo cuando tocaba hacerlo para 2020 donde el IPC había sido de -0,3% y los sueldos subieron un 2%, donde se indicaba una ganancia del 1,7%, cuando en realidad es: 2-(-0,3)=2+0,3=2,3%.
HRom vive! La lucha sigue!
youtu.be/zXaWAoUXBfI?si=b5dl_O3x9F1uKxVP
Valiente estupidez lo de la cola por YouTube o tweeter.
La pérdida de calidad de la prensa española es alarmante y los errores cada vez más frecuentes, porque en las menguadas redacciones nadie se preocupa de comprobar lo que se publica. Aquí tenemos tres gráficos con errores manifiestos y que han sido publicados en la prensa de papel en estos días:
Toda esta controversia y revuelos que abraza temerosamente a Eli (la mascota de MNM) estos últimos meses va teniendo cada vez más fuerza y presión sobre la nueva dirección de menéame.
El abrazo ya asfixia y hay que liberar tensión.
Quiero en primer lugar apoyar y agradecer toda la labor que ha realizado, está realizando y realizará (no me cabe la menor duda) Ángel, CEO de menéame: @imparsifal
Dicho esto, decir que siempre he sido crítico con menéame. Pueden ver mi historial de artículos por ejemplo. Pero desde pequeño aprendí que la crítica ha de ser constructiva para ser de utilidad. Las críticas destructivas es mejor reservarlas para la intimidad del juicio interior y no caer en ser bocachanclas.
Además de ser crítico y constructivo, también podéis comprobar que siempre que esté en mi mano, intento buscar una posible solución o forma de llegar a un equilibrio adecuado. Eso es lo que construye. Porque si de algo puedo decir que he aprendido, es de todos los errores más que de los aciertos. Y si algo no sé, me gusta aprenderlo, por algo soy autodidacta apasionado con lo que sea de mi interés.
Volviendo a las razones:
La primera razón que más me ha motivado a volver a implicarme con menéame ha sido la entrada de @imparsifal y su equipo.
Hace años lancé una idea loca pero con tintes de realidad: #MyMeneame
www.meneame.net/notame/3458346
www.meneame.net/m/Meneantes/mm-animarias-colaborar/
Quitando la coña del karma base, todo lo demás iba 100% en serio.
¿Y qué vi que fue lo primero que implementó @imparsifal? La creación de las suscripciones.
Y como siempre intento ser lo más coherente conmigo mismo, hice lo posible en apoyarlo para que así fuera.
Creo que soy el segundo usuario que pagó los 50€/año. Algo que sigo manteniendo y a mucha honra.
Lo importante es saber corregir los errores y levantarse con honor tras cada caída que depare el camino y en esto, Ángel ha demostrado ser un digno Caballero.
Y lo segundo que más me ha motivado para apoyar a @imparsifal y @benjami es la inclusión de menéame en el proyecto de CONTRALGORITMIA:
Este espíritu activista y de defensa de la comunidad frente a los puros intereses económicos es un pilar que me faltaba en la ecuación y por fin, existe.
Así que se han cumplido dos de mis anhelos:
Ahora solo queda seguir remando, a ser posible, unidos hacia una misma dirección.
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Lo que no apoyo:
Alimentar a los Trolls y menos con su misma moneda (el insulto y la desvalorización).
Siempre he sido partidario de conversar desde el respeto y la educación. Y para ser coherentes, si en algún momento me he 'calentado' lo adecuado es pedir disculpas y poner de mi parte para evitar que vuelva a ocurrir.
La voluntad de mejorar como personas es algo que también apoyo. Pero muchas personas carecen de dicha intención y el sudor que les gotea por sus huevos puede rebosar hasta una piscina olímpica.
Dicho esto, también me pongo en el lugar de @benjami como dueño de la web y si a mi negocio, abierto al público, entra alguien diciendo en voz alta y clamorosa: un sin fin de críticas destructivas, de forma reiterada me insulta, me difama, se inventa historias, etc. Pues mando a la mierda mi educación y respeto y lo expulso de mi establecimiento cagando leches, que el derecho de admisión existe y si tú actitud es violenta o agresiva, te mando a la puta calle y no entras más.
Clientes así, no los quiero obviamente, ni sus amigos ni todo su círculo de amistades a los que pueda hablar mal de mi negocio. Es que no quiero ese cliente tipo, es más, me hace hasta un favor.
Pero esto, no quita la cordura. Es decir, si reincide pues se llama a la Policía, se denuncia y luego para eso está la Ley del derecho de admisión y los jueces para hacerla cumplir adecuadamente.
Pues bien, en menéame @Eirene ha aplicado hasta ahora una gran moderación en todo esto y @benjami ha respetado las consecuencias del strike que le puso desde el minuto 1, por lo que merece todo mi respeto, aunque no comparta sus formas y modos.
Y recuerden, no alimenten al troll.
Por azares del destino he abierto esta maltratada web en un navegador sin bloqueador de publicidad, ya lo había comentado alguien, pero la imagen no deja de acojonar:
Hasta el punto que recuerda, sin disimulo, a ese clásico de culto que es Idiocracia (2006):
Hasta se podría denunciar por plagio :lol:
Acabo de volver de una intensa semana de trabajo en una localidad sueca y me he dado cuenta de varias cosas que quizás no podía tener presente o las obviaba o simplemente desconocía. Y eso que llevo trabajando con equipos escandinavos varios años.
De entrada sobre su propia imagen, sobre lo que creen de sí mismos... es un país que no fuma y así se muestra en mil artículos y comentarios pero resulta que NO es exactamente verdad, tienen zonas en frente de algunos edificios llenos de colillas y a veces con cuencos para ir tirando ahí las colillas. Y no sólo en una zona, sino en cualquier edificio de co-working u oficinas. No sé porcentajes ni es tema del que hablar pero que la realidad es que creo que no les acaba de convencer la diferencia entre su imagen proyectada y percibida y la realidad colillera en muchos edificios. Los grupos de fumadores (que no serán la gran mayoría, cierto) tienen su punto de encuentro y se reúnen para charlar mientras echan un cigarrillo en algunas de las pausas entre reuniones. Ahí lo dejo.
Otra cosa curiosa es no acaban de entender realmente la corrupción tanto empresarial como política. Creen y confían (más o menos) en el “sistema”, osea el que se esfuerza lo consigue. Pero cuando rascas un poco, pasa que muchos provienen de familias históricas madereras o familias de tres generaciones bien situadas o... simplemente tienen acceso a cientos de contactos con poder de decisión. Cierto que son “pocos” y que su país tiene mucho dinero. Cierto. Y a veces mezclan en esas charlas casuales que no es lo mismo ser católico, que protestante o luterano. Sin mala saña, pero está ahí. Creen que el poder de la Iglesia Católica (en mayúsculas) nos ha vendido que ser pobre es bueno y que hay que odiar a los ricos, y cito: “porque también hay ricos que son buena gente, no todo es blanco y negro”. No entienden, no quieren o no pueden o no saben... cómo entender que los mega ricos obtienen todo su dinero y poder a través de miseria política o de abusar de sus empleados en muchos casos. Cosa curiosa porque odian el servilismo pero son extremadamente serviles (en los bares, en los restaurantes, en muchas áreas...) posiblemente sea una fachada hipócrita. Por cierto que el concepto de hipocresía les cuesta un poco. Cuando les intentas explicar que el Monopoly es el único juego (que yo conozca) que es mejor estar en la cárcel que seguir perdiendo dinero falso y que el final del juego es que uno GANA todo y el resto pierde todo... pues... dicen que no juegan al Monopoly. Ajá.
Otra cosa CURIOSA es que me han explicado que cuando un refugiado tiene que pasar por el proceso de ser integrado en el sistema, de las primeras cosas es contarles cómo funciona el sistema de reciclaje. Aquí, papel-cartón, aquí orgánico, aquí... a alguien que acaba de llegar (o lleva poco tiempo en el país) de Siria (por decir algo) y que casi pierde la vida y ha perdido hermano o hijos... es una cosa que me llama mucho la atención, la desconexión tan rígida de unas realidades infinitamente más duras que las suyas.
Y ya lo dejo aquí, que no quiero aburrir... hay mil pequeños detalles más... por como dicen los ingleses “el diablo está en los detalles”.
El tema es largo y controvertido, pero a ver, decidme: si las mayores poblaciones judías de Europa, antes de los nazis, se concentraban en Alemania, Polonia, Ucrania, los países bálticos y Rusia, ¿cómo cojones llegaron los judíos hasta esas regiones?
Para responder a estas preguntas hay que partir de lo obvio: los judíos son gente normal. Se buscan la vida como cualquiera, y van moviéndose por ahí como cualquiera. No hay nada milagroso ni especial en sus movimientos migratorios.
Tito expulsa a los judíos en el año 70. La expulsión, que no fue general, los llevó a extenderse por lo que entonces era el Imperio romano, como es lógico. Y los llevó a extenderse por donde mejores posibilidades de ganarse la vida había: por el Mediterráneo.
Ai las cosas, los judíos se extendieron por Asi Menor, Grecia, Constantinopla, Italia, Francia, España, y la costa norte africana. O sea, lo normal. El Mare Nostrum y las colonias y ciudades romanas de sus dos orillas.
Ahora, si hay algún valiente, que eche un vistazo al mapa y que me diga cómo leches pasaron, en ese momento, de Judea a Alemania, atrvesando tierras sin civilizar, mundos baldíos y sitios por civilizar. No, coño, no lo hicieron. Se movían en el mundo romano y en él siguieron, más que nada porque el resto era completamente inhóspito e inaccesible.
O sea que tenemos a parte de los judíos viviendo en distintas ciudades del Mediterráneo y a otra parte que se quedó en su casa, Palestina.
Así fue hasta que en el siglo VII comenzó la expansión del Islam. El Imperio romano ya se había ido al carajo en Occidente por el impulso de los germanos, una gente peluda y bruta de centroeuropa que llega hasta el norte de África. Y entonces, del otro lado, llegan los árabes, asolando toda la costa sur del Imperio y acabando con las colonias cristianas del Norte de África, que pasa a ser musulmana. Lo mismo sucede con Siria, Palestina, etc.
La gente, como todos sabemos, se convierte al Islam. Y así es como los judíos que eudaban en Palestina se concvierte en musulmanes. Y también los de Libia, Túnez, Egipto, Argelia y Marruecos. Los que no quieren hacerse musulmanes huyen a Constantinopla, Italia, Francia, y España, donde la cosa no es tan fiera. Y de ahí nacen las comunidades sefardíes, hasta que España los echa a patadas en 1492 y todo eso. Esto es un reseumen rápido: pero no, joder, no se van a Rusia. No se van a Lituania. No se van a Polonia. No se van a Ucrania. ¿Habéis visto donde mierda queda eso para una gente acostumbrada a vivir y comerciar el Mediterráneo? ¿Sabéis lo que había por allí en aquella época? Tierra vacía, con cuatro pueblos nómadas.
¿Y cómo llegaron los judíos al Norte de Europa?
Entre los siglos IX y X, los enfrentamientos entre el Imperio romano de Oriente (Constantinopla) y los musulmanes, fueron en aumento. La cosa llegó a que si eras cristiano, no podías comerciar con los musulmanes, y si eras musulmán no podías comerciar con los cristianos. Para poder comerciar con ambos, un avispado rey jázaro (pueblo del caúcaso, posiblemente cercano a lo que hoy sería Georgia y Azerbaiyán), decidió que todo su país se convertiría al judaísmo. De ese modo, comerciaban con ambos y se hacñían ricos.
Y estos, sí, son los que poco a poco se desplazaron hacia el Norte, hacia lo que hoy es Ucrania, Polonia, Rusia, Lituania, etc.
La mayor parte de los judíos que hoz conocemos son descendientes de estos jázaros que se convirtieron al judaísmo en el siglo X, por eso son rubios y con cara de caucásicos. Porque proceden del Cáucaso.
Y esos sí, es normal, tuvieron trato con los zares de Rusia y los reyes de Polonia en los siglos siguientes. Pero no lo judíos originales de Palestina, que o se extendieron por el Medteráneo o se quedaron en Palestina, convertidos al islam.
Por eso el actual conflicto es entre rusos y georgianos convertidos al judaísmo, los sionistas, y judíos convertidos al Islam, los palestinos. Y todo en nombre de la fe y de la Tierra Prometida, oye.
Tendría gracia si no fuese tan trágico.
ABC sigue demostrando que en cuanto pasan del simple gráfico de barras a dos o tres dimensiones, se lían. En este caso es un gráfico de áreas (círculos) en que no se respeta la proporcionalidad, como puede apreciarse de un vistazo al ver los círculos que han asignado a Redeia y a Indra: si el valor de Redeia es 5,25 veces el de Indra, el círculo correspondiente a Redeia no puede tener un diámetro 5,25 veces el de Indra, ya que las áreas aumentan con el cuadrado de la razón de semejanza, con lo que el círculo de Redeia tiene un área 27,59 veces el de Indra (como se puede apreciar visualmente). Para que estén en la misma proporción habría que haber tomado un diámetro para el circulo de de Redeia que fuese la raíz cuadrada de 5,25 el de Indra, es decir, 2,29 veces.
Apenas queda nada de lo que antes se llamaba conciencia de clase obrera. Es más, muy pocos se ven como "obreros", en todo caso "trabajadores". Es lo que somos la gran mayoría, pero tampoco tenemos marcada esa identidad ni nos sentimos parte de una misma clase trabajadora. ¿Por qué ocurre esto?
Hace unos días, en una entrada sobre por qué pagamos impuestos, comentaba sobre el individualismo egoísta difundido en las últimas décadas con las ideas neoliberales, en oposición al concepto de sociedad. Con ese egoísmo algunos defienden no pagar impuestos, ya que se ahorrarían un pico de sus ingresos, pero no entienden cuánto les costaría que no existiese nada de lo que pagamos con ellos.
El individualismo egoísta nos ha impregnado a todos, al menos en parte, aunque no nos demos cuenta. Se han desdibujado ideas que formaban parte del debate público, como sociedad o bien común. Y con ellas se han perdido los conceptos de unidad y clase social.
Sin esos conceptos no podemos tener identidad de clase. Y sin ésta no es posible la lucha de clases. Por eso Thatcher y toda la derecha neoliberal niegan el concepto de sociedad.
El individualista no pelea por su clase, únicamente por sí mismo, por eso se queda solo. No es como las kellys o los reponedores del super, por supuesto. Ni siquiera como los trabajadores de otras categorías en su empresa. Le importa lo suyo. Si otros hacen huelga, le molesta. Si por una vez él quiere huelga, los demás son insolidarios por no defender SUS intereses. No existe la clase porque no entiende lo común, sólo existe el YO, individual y egoísta.
Curiosamente, con otras identidades no hay problema. Nuestro amigo trabaja, pero también es un inversor: tiene 27 acciones del Santander y 400€ en un fondo. El banco le envía cartas explicando lo que conviene a inversores como él. Y lo tiene claro, lo que le viene bien, individualmente, es que bajen los impuestos a los beneficios del capital... aunque no haya un instituto público en 20km a la redonda y tenga que pagar las cuotas "voluntarias" de un concertado para sus hijos.
Quizá nos reconozcamos en alguna de las cosas que menciono. No somos conscientes de hasta que punto es omnipresente ese individualismo egoísta. Y tenemos que unirlo al otro gran éxito de las últimas décadas: todos somos clase media, por lo que tampoco tiene sentido la lucha de clases. Ya sabes, el frutero de la esquina es de clase media e inversor, como Amancio Ortega y como tú, que eres administrativo, pero la funcionaria del DNI es una privilegiada...
Mucha gente que se considera de izquierda piensa así. Y a menudo culpan a otros identitarismos de la falta de conciencia de clase. En especial a identidades feministas o de género, pero sorprendentemente nunca a identidades nacionalistas, liberales o anticomunistas, por ejemplo. Ni a otras, bendecidas por el capitalismo y de las que también podría alegarse que desmovilizan políticamente, como ser gamer, futbolero, trekkie, o cualquier otra cosa que "somos".
Pero es absurdo. Ser feminista no impide sentirse de clase trabajadora, como tampoco ser un gamer. Es más, la llamada izquierda identitaria es de los pocos colectivos que están dispuestos a movilizarse, a diferencia del individualista inversor patriótico, que cuesta horrores sacarle del sofá y prefiere culpar de su salario ridículo al gobierno en lugar de a su empresa, que lleva varios años en record de beneficios por las subidas de precios. Esto puedes verlo en cualquier manifestación pro-derechos laborales o servicios públicos: buena parte de los que están son los mismos que acuden a manifestaciones pro-derechos LGTB+ o feministas. Ellos sí se movilizan.
Quizá por eso la derecha odia tanto a la izquierda identitaria. En esa izquierda hay gente que entiende lo que significa unidad y defensa de lo común, no actúan sólo como individuos egoístas, y por eso son de los pocos a los que aún les queda algo de conciencia de clase.
Lewis Hamilton se va a hacer vegano porque le preocupa la polución que genera la industria cárnica. Primero dejó de comer carne roja hace dos años, después dejó de comer pollo, en el último año sólo comía pescado y ahora ya, concienciado por el futuro del planeta tras ver un documental, ha decidido dejar el pescado y cuidar el planeta.
El ser vegano, vegetariano, ommívoro o carnívoro son opciones personales. Personalmente como de todo. Bueno no como de todo, pero mis alimentos se reparten por todos los "reinos".
Teniendo en cuenta que el origen de toda la vida en la Tierra es el mismo, probablemente todos deberíamos ser quimiotrofos, fotosintéticos, bacteriófagos o algo parecido, pero la evolución nos ha llevado a diferentes caminos, y algunas ramas de la vida son vegetarianas, otras insectívoras, etc. En nuestro caso la evolución nos ha llevado a ser omnívoros, es decir que nuestro cuerpo puede comerse una lechuga, un conejo o un queso. Y no sólo nuestros órganos digestivos se han preparado para poder digerir diferentes tipos de alimentos, si no que nuestro cuerpo ha creado sus necesidades en base a lo que hemos evolucionado comiendo. La carencia de algunas de estas necesidades nos puede provocar enfermedades, y no hablo sólo de la carencia de productos cárnicos, sino por ejemplo del escorbuto, una plaga entre los marineros en la antigüedad cuando había carencia de frutas y hortalizas en las grandes travesías, o el beriberi por el descascaramiento del arroz.
Pero es una opción personal, y uno puede decir que no desea comer productos animales y complementar sus carencias de otra forma. A lo que voy es a que la comida vegana o vegetariana no es de por sí más sana, ya que lo sano es comer lo que el cuerpo necesita. Puedes tener un cáncer o cualquier enfermedad igualmente aunque seas vegano o vegetariano, igual que lo puedes tener si eres sólo carnívoro.
El problema de la polución de la industria cárnica es diferente. Puedes ser vegano por conciencia ecológica. Las industrias contaminan, y reducir nuestra huella ecológica disminuye -que no evita- los efectos a largo plazo en nuestro planeta. No es sólo la industria cárnica, todas las industrias contaminan: la textil, la electrónica ... la de la automoción. Es curioso que Hamilton se haga vegano para cuidar el planeta mientras desarrolla vehículos potentes que queman productos fósiles limitados de una forma voraz. Su conciencia planetaria de ser consecuente podría llevarle a la Fórmula Eléctrica. Quizás se esté preparando.
Ser vegetariano o vegano sigue siendo una opción personal, pero la auténtica conciencia planetaria ha de pasar porque comamos lo que comamos seamos conscientes de los recursos que tenemos y de los que dejamos a las generaciones futuras. Hemos de ser conscientes de las extinciones que causamos y de su repercusión -egoista- en nuestro propio futuro. Podemos ser conscientes de ello mientras nos comemos un entrecot, mientras nos aseguremos de que para producir ese entrecot no estamos hipotecando nuestro futuro, porque la domesticación del ganado, su cría, etc. forman parte de nuestra evolución, igual que forma parte la agricultura, la pesca, la invención de la rueda, la astrofísica y las telenovelas (y verlas también es una opción personal).
En fin, creo que Hamilton puede ser vegetariano si quiere, pero no puede hacerlo insinuando que los demás no tenemos conciencia ecológica mientras el pilota automóviles de 800cv que queman 100 litros de combustible en menos de dos horas. Si es vegano que lo disfrute y tome complementos, y los demás podremos seguir teniendo nuestras opciones personales y preocupándonos -o no- por el futuro de nuestro planeta.
GoFly intentará que los jetpacks se conviertan en una herramienta cotidiana que forme parte de tu día a día. “Cuando la gente mira al cielo y dice ‘mira, ese avión está volando’, queremos cambiarlo por ‘mirad, esa persona está volando’”, eso es lo que pretende desde GoFly en palabras de su CEO. La impresión 3D, el aumento de la capacidad de las baterías, los controles de estabilización y la llegada de los coches autónomos podrían convertirse en sus aliados para conseguir ese reto. ¿Seguirá siendo ciencia ficción o el jetpack llegará a ser un medio de transporte más en el futuro?
Así serán las fases de la competición de GoFly patrocinada por Boeing para diseñar el jetpack del futuro
Hay que tener en cuenta que no es necesario ser seleccionado en la primera fase para poder presentarse a las siguientes. Nunca se sabe, pero si alguien se anima a participar os dejo el enlace para apuntarse. Por aquí va un vídeo, por si no ha quedado claro lo que buscan.
La primera vez que un jetpack vio la luz fue en 1920. El protagonista del cómic Buck Rogers ya surcaba los aires aunque todavía no era más que ciencia ficción.
En 1960 llega el Bell Rocket Belt desarrollado por Wendell Moore para el ejército de los Estados Unidos. Su gran inconveniente: sólo podía volar durante 21 segundos a una velocidad de 55 km/h debido a la limitación de la carga de combustible y al peso del dispositivo.
El primer Martin Jetpack fue inventado por Glenn Martin en Nueva Zelanda en 2010, tras años de investigación. A lo largo de los años han ido desarrollando más modelos que esperan que estén en el mercado en 2020. Incluso han recibido un pedido de 20 jetpacks para los bomberos y socorristas Dubai.
En 2015, el JB-9 desarrollado por Jetpack Aviation voló por los alrededores de la Estatua de la Libertad. Según datos de la empresa, puede volar a una velocidad de 100 millas por hora (unos 161 kilómetros por hora) y volar durante unos 10 minutos antes de necesitar repostar. Su segundo modelo el JB-10, hizo su debut en Mónaco en el año pasado. Si queréis ver más imágenes o vídeos los podéis encontrar en la página de Jetpack Aviation.
Estos solo son algunos ejemplos de los jetpacks que ha habido hasta el momento. Me dejo algunos en el tintero como el espectacular vuelo de Yves Rossy y Vince Reffet en Dubai que todos conoceréis por la campaña con Emirates.
El director ejecutivo de la American Helicopter Society y asesor de GoFly ha declarado a The Verge que “no creo que Boeing quiera poner en producción pequeños dispositivos voladores personales”. Así que el objetivo final puede que no sea construir y vender jetpacks ya que cree que no hay mercado para ello. Se trata más bien de una competición que trata de inspirar a estudiantes e ingenieros a involucrarse en la investigación de este tipo de tecnologías.
Si queréis saber más sobre alguno de los jetpacks que he mencionado podéis leer más sobre el Martin Jetpack y sobre el Bell Rocket Belt y su funcionamiento en este artículo de Smithsonian y en la Wikipedia.
Potencialmente todos lo somos, pero sólo unos cuantos pasan de la potencia al acto y alcanzan la inmortalidad. Se les reconoce porque son capaces de deslumbrar por igual a lo largo de toda su existencia. En un cuerpo lozano o marchito, convierten su compañía en un placer, en un remolino de enseñanza y esperanza. A lo largo de toda la vida, nos permiten ver más allá de lo evidente.
Hoy en día se nos enseña a apreciar aquello que, entrando directamente por los sentidos, se convierte en un placer tosco e inmediato. Y, a corto o medio plazo, acaba volviéndose polvo. Cuando termina de entretenernos, sólo quedan el vacío y la soledad. Los inmortales, por el contrario, albergan dentro de sí maravillas que perduran. Una sensibilidad que les permite convertir en poesía casi cualquier momento y lugar, de modo que nunca están solos. Una fuerza para mejorar lo que les rodea capaz de devolver el entusiasmo a un muerto. Una inteligencia que estimula a cualquier interlocutor y le impulsa a navegar hasta el infinito con su mente.
Esos atributos les convertirán en milagros hechos carne a lo largo de toda su existencia. Porque lo verdaderamente valioso no muere, y nos acompaña para siempre. Lo superfluo, por el contrario, es caduco. Y la inmortalidad es contagiosa: suelen hacerla brotar en quienes les rodean y poseen la sabiduría necesaria para intimar con ellos. De momento conozco pocos inmortales, pero doy gracias por cada uno, y espero que sigan alumbrándome por mucho tiempo, a la vez que deseo poder encontrar a muchos más en mi camino.
Pensamiento divergente y liberación de prejuicios puede ser una buena forma de comenzar.
El lenguaje, hijo de la madre lengua, nunca para de crecer, cambiar y adaptarse para poder así cumplir su cometido de comunicar, llegar al entendimiento y a la razón entre personas. Las expresiones nacen y mueren como cual fauna endémica de cada cultura y siendo de esta forma, el feminismo nace del fruto de la unión entre un sufijo (-ismo) y una base léxica (femĭna = mujer). Analicemos pues el significado según la RAE (Real Academia Española) de este sufijo:
Eligiendo la acepción más apropiada para el contexto en el que nos encontramos, podríamos entender que feminismo nace del:
Pero si analizamos el significado de feminismo según la RAE nos encontramos con:
Llegados a este punto podemos preguntarnos ¿dónde queda el significado del "principio de igualdad" en el nacimiento del término feminismo? No existe. El feminismo entendido por el lenguaje es cualquier tipo de movimiento de la mujer, independientemente de la finalidad ideológica que persiga dicho movimiento, fuera o no hacia un camino de igualdad. Esta primera perversión por omisión hace del término feminismo un vocablo díficil de entender de forma lógica o natural para nuestra mente sencilla, que busca optimizar el entendimiento a veces mediante la raíz léxica, aunque no sea acertada.
Por otro lado y avanzando por el camino del entender sencillo y la perversión, nos encontramos con la magestuosa presencia de la antítesis. Sea antítesis lo opuesto, lo contrario, entendemos que la antítesis de la femĭna es el mascŭlus (macho). Con lo que si el feminismo es el "movimiento de la mujer", es de esperar que el machismo sea "el movimiento del hombre". Pues bién, según el significado de dicha antítesis:
vemos la más extrema perversión del lenguaje en este caso, no teniendo nada que ver la antítesis léxica con la antítesis de significado. Tras reflexionar sobre esto, es de recibo pensar que existan personas que cuando por ignorancia y abuso de esta perversión piensen que, si el machismo es la "actitud de prepotencia de los hombres hacia las mujeres" el feminismo debería de ser claramente la "actitud prepotente de las mujeres hacia los hombres". Craso Error.
Esta segunda perversión se ve reforzada, más aún si cabe, por el uso del color morado en algunos movimientos de la mujer. Es bien sabido que el uso del color morado ha sido distintivo de la realeza, de la nobleza y más adelante de la supremacía de las "clases altas" de la sociedad. Esta simbología de superioridad y poder es díficil de borrar del inconsciente colectivo, acentuando la confusión que origina la anterior perversión. Además, y siguiendo una linea de interpretación psicológica, según varios autores el color morado [...] se le puede relacionar con la melancolía, la tristeza o el martirio, por lo que no es adecuado para personas depresivas.[...], con lo que si un movimiento que intenta luchar contra una sumisión que causa dolor, tristeza, martirio y depresión, usa como representación del movimiento el color morado, no hace más que reforzar su situación convirtiéndose en problema más que en solución. Vemos así, como una tercera perversión -esta vez en el lenguaje del color- ahoga al feminismo en toda su expresión.
Para finalizar y desde mi profundo pensamiento interior, espero que algún día, en un futuro no muy lejano, la palabra machismo/feminismo desaparezca y que con ella la perversión del lenguaje que la acompaña muera. Pues solo así, podremos encontrar una nueva palabra que nazca realmente desde el principio de igualdad y que pueda esta vez sí, englobar en su fondo el verdadero origen léxico con su significado real: la lucha por la igualdad de derechos entre las personas.
¿Os animáis a encontrarla?
Cuando hablo con un cliente, una de las primeras cosas que le comunico es lo peor que podría pasarle si su juicio saliera mal. Después le comento las probabilidades de éxito que, desde mi punto de vista, tiene. Y le pido que, con base en esa información, decida si quiere seguir adelante. Lo mismo hago cuando la otra parte propone un acuerdo (llevo sobre todo temas laborales y ahí es raro el juicio en que el empresario no te ofrece algo para alcanzar una conciliación ante el secretario judicial y cerrar el pleito).
La razón es clara: considero inmoral embarcar a una persona en una aventura sin informarle de los riesgos. Si no sabe a qué se enfrenta, no será libre al tomar su decisión, y yo la estaré instrumentalizando para otros fines (desde cobrarle honorarios que no me pagaría si supiese las pequeñas posibilidades de éxito del caso a hacerme famoso si gano un pleito extremadamente difícil).
La sentencia de Juana Rivas me parece un despropósito no sólo por la condena demencialmente desproporcionada que le imponen, sino porque el juez hace algo que cualquier magistrado mínimamente experimentado y dueño de sí mismo no haría: abroncar a una de las partes en el texto de la sentencia. Todo juez sabe que debe dar una imagen de imparcialidad, y eso implica que si usa la sentencia para denostar desde un punto de vista moral a la parte denunciada (y a los partidos y movimientos sociales que la apoyaron), estará dejando ver su plumero de una forma muy negativa para su imagen. Y los demás podrán cuestionar su imparcialidad con mucha razón.
Pero es cierto que la conducta de Juana era tremendamente peligrosa. Y dudo de que le advirtiesen de sus posibles consecuencias. Es como si un empresario ordena a un trabajador que cambie su puesto de trabajo de Murcia a Cartagena. La decisión podrá ser ilegal, pero el trabajador debe obedecerla hasta que un juez lo declare. Si no, será despedido disciplinariamente, y ese despido será muy difícil de tumbar. El marido de Juana era un maltratador, y es muy negativo para la estabilidad y el correcto desarrollo de unos niños tener contacto con un engendro así. Pero hasta que un juez no lo declare, no puedes llevarte a los niños a las bravas sin esperar una condena penal. Es un tema de legalidad, que muchas veces está reñida con la justicia.
Si Juana hubiese sabido eso y, pese a ello, hubiese tomado la decisión de seguir adelante practicando la desobediencia civil, no habría nada que objetar. Pero me temo que, quienes tenían el deber de hacerlo, no le informaron de aquello a lo que se enfrentaba. Y es que el deber de un abogado que asume una causa es, por encima de cualquier otra finalidad, defender a su cliente. Y el primer paso para ello es informarle.
menéame