No sé. No debe parecerles a los proletarios argentinos que la precariedad y la pobreza en que sus propios padres les hicieron nacer sean cosas tan horribles, si arden en deseos y defienden como un derecho el poder hacer nacer a sus propias proles también en ellas, a que sus proles también reciban en herencia y les agradezcan esa precariedad y esa pobreza tanto como ellos, los proletarios argentinos progenitores, los agradecen a sus padres.
Desde esta perspectiva, tener hijos es la manera mas clara y evidente (mas incluso que meter una papeleta en una urna) en que una persona puede mostrar su aprobación favorable del entorno económico o de las condiciones económicas en que dicha persona hace nacer a esos hijos. Pues ¿qué persona ética e inteligente haría nacer a sus propios hijos en un determinado entorno o circunstancia económica si considerase que ese entorno o circunstancia económica es horrible? ( Las proles, pues, son las papeletas electorales más rotundas, y por tanto las que más ambiciona el capitalismo, capitalismo que no existe gracias a los capitalistas, sino gracias a los proletarios ).
El que es pobre es porque quiere votar capitalismo y pobreza, con sus votos y con su prole.
Si los proletarios argentinos quieren arreglar la economía con más proles y con más proletarios en vez de con menos capitalismo, están en su derecho, en su costumbre y en su cultura, y se los tenemos que respetar.
La Argentina, pues, va bien y está bien como está, y la precariedad, la pobreza, el subdesarrollo y el capitalismo son cultura, costumbres, modas, tendencias, derechos, libertades, preferencias, elecciones, votos e hijos de los proletarios argentinos, y se los tienen que respetar así como ellos, los proletarios argentinos, también respetan las costumbres y culturas ajenas.
Y es que el libro de los gustos está en blanco, y la convivencia en una sociedad civilizada debe consistir en que sepamos respetarnos los unos a los otros las costumbres, culturas, derechos, preferencias económicas, criterios progenitores y principios éticos de cada cual, aunque puedan ser muy diferentes a los nuestros.
Además, los pobres ya tienen que sufrir la pobreza. Sería inhumano negarles encima el derecho de ver a sus hijos sufriendo también la pobreza.
La cultura es la verdadera riqueza, así que dejad en herencia a vuestras proles la rica cultura de la pobreza.
Y recordad que cuando hacéis nacer a vuestras propias proles en la pobreza y la precariedad, no serán los ricos y el capitalismo los que se estén riendo de vosotros, sino que seréis vosotros los que os estaréis riendo de ellos.
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