#7 No, ese era Txumari Alfaro, el de La Botica de la Abuela. Que a lo mejor este también, pero en su momento quien lo popularizó, junto con enemas varios, fue Txumari.
#3 Los semitas no existen, al igual que no existen los arios; son términos raciales (y racistas) y no hay razas en homo sapiens. Existen las lenguas semíticas, el concepto racista de semita (totalmente desligado de su uso científico lingüístico), y los antisemitas, porque que un concepto no haga referencia a una realidad no impide que no pueda haber gente que piense lo contrario y esté en contra de lo que ellos consideran (erróneamente) que son semitas. Ni los verdaderos semitas ni los falsos semitas.
Los genocidios están mal ya los sufran verdaderos o falsos miembros de una inexistente raza, o cualquier otro grupo de personas. No hace falta otorgar títulos de autenticidad para denunciar la barbarie.
#1 Que llama negligente al gobierno valenciano no es más que tu interpretación: Yo interpreto que se lo llama al valenciano, por la comparación, y al suyo propio, por la implicación (edit: ver #2).
#1 Creo que no se refiere a su uso para ventanas o para iluminar en transmisión, sino a su uso como principal material constructivo y por lo tanto para actuar en reflexión. O al menos es lo que tendría sentido.
#11 Ni el percebe tiene nada que ver con la garrapata ni, aunque su pene sea largo con respecto a su tamaño (y al nuestro), es el pene lo que se come, sino el «pie», que es el análogo a la cola de una gamba (ya que el percebe es también un crustáceo).
#35 No, no, no... no pagas a alguien para que diga que es tuyo, pagas a alguien para que diga que una copia digital de ello es tuya. Copia digital que hasta donde yo sé puede ni existir, pero en la blockchain dice que es tuya.
#16 Pff, ¿a eso llamas lealtad debida? Ese candado enclenque te lo abre el Lockpicking Lawyer con la punta del... Oh... no, claro. Pero con la punta de la ganzúa.
#31 Como con lo que comentan por arriba de las críticas de la izquierda a la desindustrialización, aquí el problema no es tanto el qué como el cómo... Acabar con la explotación de inmigrantes es bueno si lo haces acabando con la explotación, pero no si lo haces acabando o echando a los inmigrantes. Acabar con la desindustrialización es bueno si lo haces buscando la sostenibilidad, un plan de reindustralización de alto valor añadido sostenido en el tiempo, en sectores estratégicos, con un balance entre sectores económicos, etc. y es malo si lo haces gritando «¡Aranceles!» y aguantando la respiración después.