Si el Supremo condena al fiscal general, se prueba que los jueces son conservadores y corruptos, y por tanto hay que intervenir el poder judicial; luego el PSOE tiene razón. Si lo absuelve, se prueba que hubo una difamación conservadora, y que el PSOE tiene razón. Hiciese lo que hiciese el Supremo, Sánchez ya había decidido de antemano la interpretación correcta del caso, bajo la premisa de autoridad de que «él sabe que es inocente».
Aquí tenemos a un presidente que con toda la puta jeta dice que de quién depende la fiscalía, coloca a otro tras la marcha de Dolores Delgado que se demuestra afín ("hay que ganar el relato") y todo para luego ser verdugo en la sombra pero víctima ante el público.
Y la prensa fiscalizando a los jueces y no al poder.
Aquí tenemos a un presidente que con toda la puta jeta dice que de quién depende la fiscalía, coloca a otro tras la marcha de Dolores Delgado que se demuestra afín ("hay que ganar el relato") y todo para luego ser verdugo en la sombra pero víctima ante el público.
Y la prensa fiscalizando a los jueces y no al poder.
Y AQUÍ SE APLAUDE, COMO EN PANDEMIA A LAS 20H.