De dónde sale la OTAN?
Menos mal que tenemos las vacunas del ejército Rojo
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Es que hay una relación claramente asimétrica entre ateos y creyentes.
Los primeros deben respetar (y normalmente lo hacen) la libertad de culto de los segundos.
Pero los segundos pueden calificar a los primeros de herejes, blasfemos y pecadores.
Los creyentes exhiben su credo habitualmente, sea para satisfacción de la deidad que toque o, más probablemente, para reforzar el sentimiento de grupo. Pero los ateos, quizá por que no son un grupo, no hacen tal cosa.
Por mi parte estoy muy contento de que un grupo de ateos se organice y celebre la procesión que les de la gana. Celebro de verdad que aparezca por fin la figura del ateo practicante, esto es, alguien que reivindica el ateismo y pide que las celebraciones y actos religiosos se circunscriban a los ámbitos privados.