Caminando por el campo,
entre las flores había...
una carta ensangrentada
de cuarenta años hacía.
Era de un paracaidista,
de la octava compañía...
que a su madre escribía
y la carta así decía:
"Madre, anoche en las trincheras,
entre el fuego y la metralla...
vi al enemigo correr,
la noche estaba cerrada.
Le apunté con mi fusil,
al tiempo que disparaba...
una luz iluminó,
el rostro que yo mataba.
Fijó su mirada en mí,
con sus ojos ya vacíos...
¿Madre, sabe a quién maté,
al soldado enemigo?
Era mi amigo José,
compañero de la escuela...
con quien yo tango jugué
a soldados y a trincheras.
Ahora el fuego era verdad,
y a José ya entierran...
Madre yo quiero morir
ya estoy harto de esta guerra.
Y si te vuelvo a escribir
tal vez sea desde el cielo...
donde encontraré a José
y jugaremos de nuevo.
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