"A los taxistas que no son afines a la emisora, la exposición a su programación les provoca mayores concentraciones de adrenalina y cortisol en la sangre”, apunta el estudio. “El taxista lo pasa mal y se expone a sufrir patologías cardiacas pero a cambio ofrece el mejor servicio”, añade. La Federación insiste en que el dopaje radiofónico “está totalmente desaconsejado y es un peligro”. “Cuando tengo mucha prisa me subo a un taxi con la COPE, pero sólo si no hay más remedio" - explica un usuario del País Vasco.
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