"Es normal entender esta manera de proceder atendiendo a la burbuja existencial en la que viven muchos de estos juzgadores. Son una casta que vive con otras reglas y que están acostumbrados a que sus opiniones sean ley, porque son la ley, y la ley y las normas se adaptan a sus intereses en todos los ámbitos de la vida. Es algo que es fácil ver si miramos al caso de la hija fiscal de Antonio Marchena. En el año 2018 se convocaron 35 plazas de fiscal y finalmente se concedieron 36 para incluir a la hija del juez del Supremo. Tal cual."