Hace 2 años | Por Andaui a jotdown.es
Publicado hace 2 años por Andaui a jotdown.es

Ganar un trofeo en fútbol vale una buena onza de gloria. Venderlo, eso ya depende de lo enganchado que estés al crack. A Paul Canoville le bastaron un ticket de metro a Dalston, norte de Londres, cinco minutos en una joyería y setenta libras para empeñar su medalla de campeón de la Segunda División inglesa con el Chelsea. Por la recompensa, el joyero, o no era futbolero, o no era del Chelsea. Pero bastó: «Cogí ese puñado de billetes y me largué directo a comprar crack».

Comentarios

D

Lo mismo pasa con los transgénero , los que más les apoyan siguiendoles el rollo son los que más daño a la larga les hacen.

Los que son honestos y dicen , Antonio quítate la peluca y vente al gym con nosotros son los verdaderos amigos.