Hace 5 años | Por Thornton a blogs.publico.es
Publicado hace 5 años por Thornton a blogs.publico.es

“Traduttore traditore” reza el clásico adagio. Pero hay ocasiones en las que, más que llamarlos traidores, los perpetradores de ciertas traducciones merecerían directamente el apelativo de terroristas lingüísticos. Lo cierto es que las meteduras de pata en el ramo pueden llegar a tener consecuencias funestas, que van desde una sencilla indigestión por una carta mal traducida en un restaurante hasta una tetraplejia por un malentendido en el hospital.

Comentarios

Thornton

De la antología del disparate:

Latín: Caesar mandavit enemici ab porto Ostiae
Traducción correcta: César arrojó a los enemigos del puerto de Ostia.
Traducción del alumno: El César de una ostia arrojó a los enemigos al otro lado del puerto

Pancar

Puede que alguna vez te hayas preguntado (o puede que no) por qué al período más remoto de la Edad Media se le conoce como “Alta” Edad Media. Pues bien, no es que los habitantes de la época fueran un poco más estilizados que sus descendientes sino que tiene que ver con una chapucera traducción del alemán, idioma en el que “alt” quiere decir “viejo”. Por tanto, se trata de la “vieja” Edad Media. Esto es, la más remota, que no la más bigarda.

Alto es una palabra polisémica y tiene más significados que ese. El término "alto" sirve para designar las primeras etapas de un periodo histórico y viene del latín altus, que hace referencia tanto a la altura como a la profundidad: Quam altus est mons? (¿cuánta altura tiene esa montaña?) Quam altus lacus est? (¿qué profundidad tiene el lago?). Y con el sentido de profundidad no solamente se refiere a la medida de una distancia sino a la capacidad de ir hasta el origen de algo (como en pensamiento profundo). No creo que tenga nada que ver con ningún error de traducción.

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