Al principio, había pensado en usar este artículo para relativizar la importancia de las series y glosar sus numerosos defectos. Pero, al final, como pasa con los darnáis, los seguidores de Trump o los reguetoneros, lo peor no son el objeto en sí, sino sus fanboys. Desde hace tiempo he presenciado chavales de entre veinte y treinta años (y algún maduro despistado) que se llamaban "expertos seriéfilos" y exhibían muchas trazas más bien heredadas de la peor culturetez cinéfila: superioridad, absoluta falta de conocimientos de lo que hablan.
Comentarios
Menuda gilipollecez de texto! Se resume en:
Yo molo más que los demás.
#2 Todos los post de este blog son así.
Totalmente prescindible.
#2 #TeAhorroUnClick
#2 Es gracioso, antes se le votaba todo y todo se le subía a portada...
#5 Tiene sus seguidores, es un Perez-Reverte de los pobres, diciendo "verdades como puños" con muchas palabrotas y los cojones en la mesa.
#6 Es cierto: soy el Pérez Reverte de los pobres porque él al menos gana dinero escribiendo y yo sólo me llevo psoriasis nerviosa por el estrés.
Luego estan los que creen que juegan a Juego de Tronos con el electorado español.
Y pierden 1 millon de votos, claro