Emilio Grosvenor, varón, amante de los toros, oyente habitual de Jiménez Losantos y que niega que haya violencia de género, ha manifestado su indignación tras el escándalo del mal funcionamiento de las pulseras de alejamiento.
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Precisamente a alguien que le pareciera un despilfarro, te exigirá al menos que el dinero si se gasta, que sea en algo que funcione.
Por ejemplo: vamos a poner puntos morados en las fiestas del pueblo para que haya esta persona asesorando y orientando para posibles víctimas de una agresión sexual
Paco se pasa cerca del punto morado y ve que no hay nadie atendiendo pese a que está pagado y la persona que se supone que iba a estar allí, ha cobrado y se ha ido a dormir.
¿Paco cree en la necesidad del punto morado? Igual no, pero tampoco cree que habiéndolo pagado deba estar sin funcionar.
Ahí tienes la gracia, en que la gente que se está lamentando del fallo de esas pulseras no se está quejando de que sean un gasto inútil, se están quejando de que el malvado gobierno social comunista deja desprotegidas a las víctimas de violencia de género. Una violencia que esas mismas personas niegan que exista.
Por ejemplo si un alcohólico pega a su pareja y le echas la culpa al machismo y no le intentas reconducir de su adicción no vas a arreglar nada. La matará en su próxima borrachera violenta y si encima la pulsera no funciona la policía llegará tarde. El que le hagan un minuto de silencio y añadan su nombre a una lista no le servirá de nada a la víctima.
A ver quién pide disculpas por este fallo.
Que maten o agredan a una mujer y de facto pase a ser violencia de género solo por el hecho de ser mujer es lo que protesta la derechusma.
Está es la superioridad moral de la izquierda, meterse la cabeza en el culo y respirar hondo.
Primero el insulto, y luego la constatación de que no leyó la noticia.