«Alguien cuyo trabajo será estar pendiente de que ningún despistado se lleva nada. Es un poco agresivo, transmite la idea de que no confiamos en la gente, pero no lo descartamos», señalan desde el Louvre.
Hasta dónde yo sé hay 1100 personas encargadas de la seguridad del Louvre. Eran las nueve y media de la mañana, un montacargas aparcado en la calle a altura de unos balcones. Las cámaras de seguridad no dieron ninguna alarma. Y la directa acaba de ser convocada en el Parlamento francés para dar explicaciones.
Desde esta mañana, en el acceso al museo los visitantes pueden ver un cartel muy grande en el que se recuerda que las obras expuestas no se pueden extraer del recinto. «Imagínate que las pierden o algo, sería una calamidad y se sentirían fatal. No podemos exponer a la gente a este tipo de incidentes», razona la directora.
Esto va a ser cosa de Arsenio Lupin.
que se pueda imaginar