Con las películas pasa igual que con la comunicación política: es absurdo juzgarlas si no van dirigidas a uno. Yo fui el público perfecto para una película estupenda, Parque Jurásico, pero una secuela dos décadas después no está pensada para mi. Porque no soy el niño que fui en 1993 y porque no existe nada parecido a un niño de 1993. Fuimos todos reemplazados por niños de 2015, que son un absoluto misterio. De su infancia solo sabremos dentro de diez años cuando les entre nostalgia y empiecen a escribir.
Comentarios
SPOILERS AHEAD!
No está mal la comparativa