Fui a la pescadería a comprar un pulpo. Iba a ser mi próximo estudiante de piano y lo llamé Tako. Al principio diseñé un piano con pocas teclas e intenté enseñarle indicándole con luces cuál debía tocar, pero no funcionaba. Luego creé un señuelo con cangrejos de plástico que aparecían en las teclas que debía tocar y comenzó a hacerlo, incluso acordes, pero no era capaz de completar una melodía. Decidí abandonar pero Tako seguía impaciente por seguir tocando el piano. Al final con ayuda de un ingeniero ideé un juego... Y funcionó.
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etiquetas: pulpo , piano , tako
Y sí, al final del video lo libera al mar.
Moraleja: no comáis pulpo a la gallega.... aunque esté muy rico.
— Pues llámame Sushi.
Fhtagn R'lyeh!
Patético.