Los hechos se remontan al año 2022. Las dos mujeres se conocieron porque la víctima desarrollaba servicios como tarotista y la acusada acudió a ella. Su relación se fue afianzando y se convirtieron –en teoría– en buenas amigas. Esa supuesta amistad fue aprovechada por la ahora acusada para convencer a la víctima de que sobre ella recaía una condena de prisión que solo podría evitar realizando trabajos en beneficio de la comunidad. Aunque en realidad, la única que se beneficiaba ahí era ella.
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Se juntaron el hambre con la ganas de comer