Son hermanos, gemelos, cocineros… y, por encima de todo, inseparables. Los hemos visto mil veces compartiendo fogones, cámaras y escenarios. Pero esta vez es distinto. Hoy los encontramos separados, aunque solo físicamente. Cada uno en su casa, pero con algo en común: ambos han elegido vivir en plena naturaleza, con vistas privilegiadas al Tibidabo. Apenas 18 minutos de senderos de tierra separan a Javier y Sergio.
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