Durante muchos años, el corazón del laboratorio fue el Tevatron, que consta de varios aceleradores construidos para aplastar protones y antiprotones a una fracción apreciable de la velocidad de la luz. Sin embargo, todos los experimentos requirieron tubos extremadamente limpios mantenidos a alto vacío para que las partículas viajen a través de ellos, para evitar colisiones aleatorias y otra contaminación indeseable. A medida que las secciones de la cámara de vacío se conectaban entre sí, Felicia las atravesaba arrastrando una cuerda.
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Hay hurón, hay meneo
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