El escándalo en el Hospital de Torrejón desatado esta semana por las declaraciones de su máximo responsable, que había dado instrucciones para rechazar pacientes o descartar prácticas no rentables, ha permitido comprobar a la ciudadanía que los individuos al cargo de la sanidad privada y concertada están enfermos. «¿Cómo nos van a curar, si ellos mismos están rotísimos?», señalan los españoles.
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