El saber popular dice que todos tenemos dentro un pequeño niño interior siempre listo para jugar y sorprenderse con lo que ocurre a su alrededor. Nuestra parte consciente, llamémosle cerebro adulto, retiene a este travieso e impulsivo niño y lo imbuye de una complicada red de normas y ataduras sociales. El juego entre ambos es lo que determina nuestra identidad y personalidad. Más o menos esta simplista explicación de la teoría de Freud, es lo que le ocurrió a esta joven mujer al despertar de la anestesia en la consulta del dentista.
Comentarios
En lugar de novocaína le han metido un chute de algo bueno.
Qué risa. Yo quiero una dosis de lo mismo.
en esos casos hay que mantenerlos alejados de twiter, tranquilos, ya me lo pongo yo: